• “No lo hago por mí, no soy una prostituta, lo hago porque mi mamá está enferma y preciso dinero”

Si los padres de familia antes se preocupaban por saber qué hacían sus hijos en las redes sociales, con mucha más razón deberán echarle ojo a lo que teclean.

Todo empieza en el feisbu, donde un perfil con algunas fotos femeninas busca “contactos”, que obviamente son hombres y, en la mayoría de los casos, a partir de los 16 años en adelante. Está claro que también incluye a gente mayor que pueda soltar unos cuantos billetes.

A partir de ahí, un mecanismo que incluye una serie de pasos, a ser detallados en una próxima entrega, que van pasando por diferentes tipos de redes sociales hasta que llega el momento en que la mujer del perfil ofrece sexo “con mucha reserva” y sin que nadie se entere, tratando de esta manera de evitar que uno se sienta asustado por pensar que en cualquier momento se puede hacer público todo o que va directo a una trampa.

Como para generar un poco más de confianza en la otra parte, aclara que está dispuesta a ir a la cama por una suma que no es astronómica, que es una chica de familia y que “no lo hago por mí, no soy una prostituta, lo hago porque mi mamá está enferma y preciso dinero”.

UNA INOCENTE PRESENTACIÓN

La mujer que busca a los hombres empieza a generar confianza a partir del propio feisbu, que al fin y al cabo no es más que un “trampolín” para finalmente llegar a obtener el número de celular de la persona. Desde ese momento, empiezan “pecheos” de prueba que finalmente se transforman en una oferta concreta de sexo en la cual ella está dispuesta a todo con tal de ganar un poco de plata “para ayudar con los remedios de mi mamá”.