Ricardo Daniel Jara García (24) fue detenido por policías de la Comisaría 12.ª Metropolitana, luego de haber cometido un hecho de hurto.

El mismo se encontraba en el calabozo de la sede policial cuando de pronto comenzó a gritar al suboficial Víctor Gómez que ya no aguantaba más, que tenía ganas de ir “al fondo a la derecha”, o sea, necesitaba ir de urgencia al baño.

Como la celda no cuenta con sanitario, el uniformado sacó de su encierro al preso y lo custodió hasta uno que queda a metros del calabozo. Ricardo ingresó a hacer sus necesidades mientras que el poli lo esperaba del otro lado de la puerta. La espera se hizo larga y el preso no salía del baño, lo que llamó la atención del suboficial. Este ya no aguantó la demora, por lo que ingresó para vichear qué onda-pa y se encontró con que el malevo ya no estaba, ¡se fugó por una ventanita que justo da a la calle!

El tipo rompió el vidrio del balancín que tiene un espacio abierto de 30 cm de ancho, por donde pudo salir y ganó la calle.

Ahí nomás el poli Gómez dio aviso al oficial de guardia y a otros personales y se emprendió la búsqueda del prófugo. Minutos después lograron localizarlo en una vivienda ubicada entre las calles Cañadón Chaqueño y Última, donde estaba escondido el fulano. Ante la presencia policial, este subió al techo de la casa y –aparentemente con ayuda del dueño de la vivienda– se lanzó a un barranco hacia el río Paraguay, logrando huir nuevamente.

Una “joyita”

El ahora fugitivo Rodrigo Jara posee un rosario de antecedentes por varios delitos supuestamente cometidos. Entre los que se citan en el grueso expediente del muchacho se puede leer: robo, robo agravado, hurto agravado, reducción, resistencia, coacción sexual y prohibición de salir del país.