El Diario La Nación informó que hoy prosigue en su segundo día el Festival Mundial del Arpa en Paraguay, que contará con la presencia del joven francés Mael Lhopiteau con su arpa celta eléctrica.

“No tiene caja de resonancia, es eléctrica. Pero tampoco es igual a un arpa celta”, explica Lhopiteau sobre la forma y el sonido de su instrumento, al que acompañará esta noche en el auditorio del Ignacio A. Pane del Teatro Municipal con su canto.

“Yo crecí con la música tradicional de la bretaña francesa, dentro de esto creo mis propios fragmentos, trato de dar algo más particular en mi creación”, dice el francés, mientras explica que creció experimentando sus sonidos nuevos y tecnológico: “Estoy muy influenciado por el rock, y el pos-rock”.

Mael es hijo de un fabricante de arpas y se formó en la música en su ciudad natal, Quimper. Formó parte de proyectos donde fusionaba la música de su región, Bretaña Francesa, con metal. “Usaba la música folclórica y el sonido el metal. Con este proyecto tuve cuatro producciones discográficas, como cantante y arpista”, agregó.

EL ARPA Y SU SONIDO

“El arpa para mí es un instrumento muy mágico, que permite hacer cosas que con otros instrumentos no se puede hacer”, dice el arista. “Con el tiempo me fui dando cuenta, la particularidad del arpa es la resonancia que tiene el sonido”.

Uno de los instrumentos que Mael más buscó reprisar en su arpa es la guitarra eléctrica, lo que permitió conocer las limitaciones y los dones de su propio instrumento, según explicó.

“Escucho muy pocos arpistas como solistas, yo mismo formo parte de grupos, y me gusta escuchar el sonido que produce el arpa junto a otros instrumentos”, dijo.

“Miro mucho lo que se hace con las guitarras eléctricas, y busco reproducirlo”, enfatizó.

El arpista comentó además que su sonido también se respalda en la tecnología, con la utilización de dispositivos de efectos, amplificadores valvulares y otros sistemas eléctricos.

Entre las producciones en las que formó parte se pueden citar trabajos como “Skaramaka post rock en bretón”, “Le bénéfice du doute” y “Aranel”.

En la esencia de la música es donde Mael encuentra su inspiración, sacando a luz la emoción y sensibilidad de su interpretación a través de la energía compartida con el público.

Publicado en Diario La Nación