Paraguay sumó anoche un lindo puntito ante Argentina, que a la postre puede servir de mucho a la hora de hacer el recuento final. Quizás lo más conveniente hubiese sido la victoria, teniendo en cuenta que se chutó de local, pero a este equipo de Ramón Díaz no hay mucho, o talvez nada, para cuestionarlo, pues jugó con alma y vida, demostrando una actitud de acero contra el buen intento de los argentinos.

La primera parte del encuentro fue bastante dinámica, donde Paraguay -más que su rival de turno- generó ocasiones propicias para marcar la apertura, solo que faltó más efectividad a la hora del puntín final. Derlis González, Lucas Barrios, Darío Lezcano, entre otros, crearon cierto riesgo en la zona de ataque. Por su parte, el equipo del “Tata” Martino también hizo lo suyo y -si bien fue en menor medida- las veces que llegó hizo que el portero Antony Silva se luzca con sus intervenciones.

En este tiempo, sobre el minuto 35, Néstor Ortigoza experimentó una lesión que le obligó a abandonar la partida. En su reemplazo ingresó Aranda, quien tuvo mucho trabajo en el medio.

En el complemento, el ritmo del partido seguía siendo vertiginoso, con una Albirroja osada en su ataque, pero perdonando demasiado.

En este sentido, el que más barullo llevó a la defensa curepa fue Darío Lezcano, quien demostró bastantes cualidades con la pelota y la cintura para dejar en el camino a varios marcadores.

Por ahí, la mejor oportunidad para marcar fue en este lapso de tiempo, donde la Albirroja fue un aluvión en cierto momento, despertando el nerviosismo de la visita; no obstante, las cosas no se dieron como se esperaba, pero sí se puede decir que esta selección está para brindar grandes cosas en este largo camino hacia el Mundial de Rusia 2018.

EL VALÉCHO, Darío Lezcano

Se metió al público en el bolsillo, jugando un partido con garra y corazón. Luchó bastante y su meta siempre fue ir hacia el arco contrario. Silva respondió bien, al igual que “Topo” Cáceres.

EL ÁRBITRO, Andrés Cunha

El charrúa tuvo un váiro arbitraje. Dejó jugar demasiado, permitiendo exageradas “caricias”, especialmente por parte de los curepas. Además, se mostró muy despectivo con los futbolistas.