El “humor explosivo” se reinventó en la materia que los paraguayos somos especialistas: poner apodos o nombres que vienen como “anillo al dedo” para “encajar” con un determinado personaje o una peculiar situación.
En tal sentido, la sabiduría popular sumó otra denominación desde los locales comerciales y escaparates “navideños” que venden pirotecnia, remitiendo el escándalo sexual que envolvió fugazmente a Ángel “Toto” Gómez Verlangieri, intendente de Limpio, en pleno kunu’û con una joven funcionaria. El “ya tú sabes” en tiempo récord fue literalmente “rapidito” y entonces el “folclore mediático” lo festeja con todo su picante.
Jorge Aguayo, propietario de “Casa Juani”, dijo que esta novedad romperá el marketing. “Lo último son los ‘ajitos Toto’ o la ‘bomba de un tiro’, porque se enciende y se apaga al instante. No dura mucho (risas)”, contó a Crónica.
Los populares “ajitos” (lo más usado por los mitã’i por su mínima peligrosidad) “chispean” al contacto con el suelo. Su “periodo de vida útil” dura un santiamén. Cuesta solo 2 mil guaracas y recrean en sentido comercial el hecho que salpicó a un político liberal.
SE AGOTA TAMBIÉN RÁPIDO
Lo que más se vende ahora en “Casa Juani” (Arte Pirotécnico) son los politizados “ajitos”. Desde que la clientela pilló el cartelito festejó con ganas la ocurrencia comercial, destinada a ser un “golpe mediático”. “La gente mira, se ríe a carcajadas y hasta saca fotos”, dice el dueño del local.
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