Mi familia era llena de felicidad, amor, respeto y, sobre todo, confianza hasta hace más de un mes y medio que descubro por casualidad que mi pareja me era o me es infiel.

Creía que mi relación era perfecta, llevo 9 años viviendo en pareja, tengo hijos maravillosos. Nos conocimos en la época de Facultad, un amigo en común nos presentó. Desde el principio hubo química entre los dos, sin muchas vueltas ya nos hicimos novios y unos meses más tarde ya estábamos viviendo juntos.

Primero en alquiler 5 años, luego ya nos hicimos de casa propia. Todo lo conseguimos a base de sacrificios, es un hombre maravilloso, trabajador, pendiente siempre de que nada nos falte, hemos salido adelante en todo lo que nos propusimos. Ahora estamos bien económicamente, jamás nos levantó la voz, hasta es muy bueno en la cama, antes de él yo pensaba que tenía algún tipo de problemas sexuales porque no conocía lo que era un orgasmo y con él llegué a tener 7 en una sola noche. Siempre me consideré una mujer tan buena o eso lo pensé hasta hace poco, yo le servía en todo, lo malcrié hasta el punto de que él solo extendía el brazo y ya le daba, pensé que así iba a ser indispensable para él.

En el Día de los Enamorados no me llamó en todo el día, luego a la noche llega con un regalo, todo bien, pero se durmió temprano y me entró el bicho de la curiosidad y revisé su celular y encontré mensajes muy comprometedores. Fue entonces que entendí sus cambios repentinos, mantenía una relación con otra mujer, al menos le escribía cosas como: “Mi mi amor, me vuelve loco tu tanguita”… y otras cosas más fuertes.

Sin pensarlo dos veces lo desperté y le encaré, él no me dijo nada. No pudo dormir más en toda la noche… llamé al número de la chica, jamás me contestó, entonces le envié mensajes y me identifiqué. Ahí respondió que solo se mensajeaba con mi pareja, que jamás pasó nada, luego él me dice lo mismo, que se equivocó, que una veinteañera se le ofreció y que él cayó en la tentación.

Pasaron los días, dejé de hablarle, cuando se calmaron las cosas lo volví a encarar y le dije que ambos éramos jóvenes, que a mí no me daba miedo volver a empezar y que no quería vivir amargándome ni amargándole a él.

Que si quería rehacer su vida con otra persona, adelante, ¡que lo haga!, le dije que no quería que se quedara conmigo por costumbre o por los hijos. Y su contestación fue que él no tenía nada con nadie, que por nada del mundo nos quería dejar, que nos ama mucho. Es más atento conmigo, nos lleva los sábados a cenar fuera, cosa que no hacía antes, y después de terminar de tener intimidad en la cama me dice cosas lindas como “te amo”. Yo lo sigo amando, pero no sé qué hacer, siento que algo bello se rompió entre nosotros y ya no sé cómo encararlo. Si cerrar los ojos y hacer como que nada pasó o ser cornuda consciente.

LIDU, DE YBYCUÍ, 34 AÑOS

RESPUESTA: Cuando la persona a quien amamos o idealizamos lastima rompiendo el compromiso de fidelidad, siempre es doloroso. Sin embargo, hay que tratar de salir del papel de víctima, sacarse esas espinas que deja el desengaño amoroso. Asumir la situación de la mejor manera posible, abierta y sin prejuicios. Hacer como que nada pasó no ayuda porque a la larga, las heridas siguen abiertas, es mejor cerrarlas. Decidan o no seguir adelante, sería bueno reconstruir aquellos valores que se perdieron dentro de uno mismo, la confianza y el sentido de una verdadera relación de pareja. Siempre hay chance para el amor.

Hay relaciones que se recuperan, otras no, todo depende de la voluntad y de qué tan sólido sea el motivo que alguna vez hizo que se juntaran sus vidas, todo de común acuerdo y nada por obligación.