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Presuntos «motochorros» buscaban una «sardina» y se encontraron con un «tiburón»

Presuntos «motochorros» buscaban una «sardina» y se encontraron con un «tiburón»

Recién comenzaba la medianoche del viernes cuando Eduardo Recalde Cuenca (22) se encontraba compartiendo con su amiga Silvana León en la bodega “Mito’s”, ubicada entre las calles Américo Pico y Guavirá del barrio Tres Bocas de Villa Elisa, cuando fueron abordados por un par de motochorros que a punta de un arma de fuego los obligaron a entregar sus pertenencias.

Minutos después, agentes de la Comisaría 11.ª Central de Arroyo Seco recibieron la alerta de un accidente de tránsito con derivación fatal. Al llegar al sitio, entre las calles Álamos y Emiliano R. Fernández, en inmediaciones del Materno Infantil de la misma ciudad, se encontraron con la escena: dos tipos yacían en plena calle, una moto al costado y el vehículo de Eduardo frente a ellos.

Según datos proveídos por el subcomisario Derlis Martínez, tras ser víctimas del robo agravado, los jóvenes abordaron la camioneta de Eduardo y persiguieron a los delincuentes hasta darles alcance en el mencionado lugar, donde los atropellaron, llevándolos contra la muralla de una vivienda.

El joven, shockeado, antes de ser aprehendido, contó a los policías lo ocurrido. Fueron convocados bomberos voluntarios que dieron auxilio a los motochorros, quienes ya habían fallecido.

Eduardo manifestó a los intervinientes que no opusieron resistencia al asalto, pero que por impulso los persiguió. El mismo fue sometido al alcotest arrojando resultado positivo de 0,373.

Evidencias

El subcomisario Martínez contó que en poder de los fallecidos se hallaron un revólver calibre 7,65 y la billetera de Eduardo, no así las otras evidencias de los demás atracos. Sin embargo, el uniformado aseguró que los mismos comúnmente, tras los atracos, lo primero que hacen es reducir el “producto” del robo. “Pudieron haber dejado por ahí o reducido ya para la hora en que sucedió el último atraco en nuestra jurisdicción”, contó el agente policial.

No quería matarlos”

Eduardo, aún consternado por la noche que le tocó pasar, habló y aseguró que la intención no era matar a los motochorros. “Se bajaron y no pensé que nos iban a asaltar, yo pensé que era conocido de ella”, expresó el joven. Agregó que recién al verlo avanzar rápidamente hacia ellos, quedó claro de qué se trataba.

Nos apuntaron directo a la cabeza y nos pidieron lo que teníamos”, relató. “No se me ocurrió otra cosa que seguirles. Al principio no se dieron cuenta, pero cuando nos vieron pararon y nos apuntaron. Cuando me agaché para que no nos disparen ya no pude controlar el auto y les llevé por delante”, señaló. “No me di cuenta, pensé que atropellé la casa, al bajarnos me di cuenta”, añadió.

Terminaron como tenían que terminar”

Según los reportes, los delincuentes antes de acabar en el otro mundo perpetraron otros dos golpes. En Ñemby despojaron de su motocicleta, a punta de arma de fuego, a Pedro Giménez González, cerca de las 18:00 horas. La denuncia fue presentada en la subcomisaría 14.ª Central. El hombre reconoció a los asaltantes.

Otra de las víctimas fue doña Gabriela Caballero, “visitada” cerca de las 22:30 en su local ubicado en el barrio Barcequillo de San Lorenzo, a quienes la despojaron de una tablet y dinero en efectivo. La mujer manifestó que los delincuentes actuaron con suma violencia.

Le apuntó con la pistola a mi hija en la cabeza y luego le pasó el arma por todo el cuerpo para ver si no tenía algo”, contó. Agregó que cuando intentaron perseguir a los malandros, éstos apuntaron su arma hacia ellos, por lo que decidieron no poner en peligro sus vidas y no perseguirlos. “Ellos no van a dudar en matarte. Terminaron como tenían que terminar. Le dije a Eduardo que salvó muchas vidas inocentes y le doy el apoyo para su libertad.

Juez tendrá que decidir

El fiscal Luis Said imputó a Eduardo por homicidio doloso, sin embargo aseguró que de acuerdo a las pesquisas, de considerarse la “excitación emotiva” que contempla el Código Penal en su artículo 105 inciso 3º, el joven se expone a cinco años de pena privativa, pudiendo cumplir con la prisión domiciliaria durante el curso del proceso penal.

Todo quedará en manos del juez Hugo Camé, quien tendrá en sus manos la decisión de qué pasará de Eduardo, quien se encuentra detenido en la Comisaría 11.ª a la espera de su determinación. El autor no cuenta con antecedentes penales, lo que entraría a jugar a su favor.

En el Este otros casos similares

En el Este del país se dieron dos casos similares. En ambos, los autores se encuentran cumpliendo prisión domiciliaria. En la capital esteña, Eligio Javier Florentín (23) siguió a los delincuentes tras asaltar a su novia y apuntarla con un arma para que no los sigan. Terminó arrollándolos, quedando uno de ellos de 15 años entre una columna y su vehículo.

En Presidente Franco, un oficial de la Policía de la GEO, sub’o 2° Derlis Albino Méndez Sosa (27), quien estaba libre de servicio fue abordado por los delincuentes. Acabó con la vida de Ricardo Romero Martínez (18) y Óscar Quinteros Cubas (18), quienes dispararon contra su novia cuando pensaron que él sacaría un arma, el tiro no salió.

El último hecho registrado el 3 de febrero pasado donde Joel Rodrigo Noguera Paredes falleció tras enfrentarse a tiros contra un par de motochorros, uno de ellos también acabo muerto.

Era el nieto del “Negro”

Tras confirmarse la identidad de los asaltantes, se constató que uno de ellos había sido era hijo de una de las leyendas más queridas de la historia del Decano: el “negro” Luis Alberto Cubilla. Gastón Daniel Cubilla Angeloni (27), charrúa como su padre, se nacionalizó paraguayo. Según los policías, Gastón era quien iba al mando de la moto durante el robo y al momento del impacto. Gastón no poseía antecedentes.

Por su parte, el otro delincuente fallecido, Rodrigo Ocampos, contaba con antecedente por homicidio doloso, según confirmaron agentes de la Policía. El mismo cumplió, fue acusado de la muerte de don Sinforiano Ortiz Bogado (51), ocurrido el 18 de agosto del 2010 en la compañía Isla Segura, del distrito de Gral. Bernardino Caballero, de Paraguarí, de donde era oriundo el finado. En poder del mismo había sido encontrado el arma que fue robada del agricultor en ese entonces, y otra arma de fuego.

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