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“Sabía que era casado, pero acepté ser la otra”

“Sabía que era casado, pero acepté ser la otra”

Varias veces terminaron, pero siempre volvían a estar juntos desde la clandestinidad, nunca pudo olvidar al que fue su primer amor hasta que recibió un “golpe emocional” para ver la realidad.

Quiero contar mi historia: a los 15 años empecé mi relación con Álvaro, desde un principio fue muy conflictivo, era amigo de la familia, él tenía 22 años cuando empezamos a escondidas.

Siempre terminábamos y volvíamos, fui yo la que terminó la relación a los 2 años, cuando mi familia descubrió todo.

En ese año terminé el colegio y luego empecé la Universidad, al año siguiente lo volví a encontrar, él estaba con una persona y ya vivían juntos. Empezamos a hablar de nuevo, me pidió una oportunidad, pero no quería destruir la relación que él tenía en ese momento. A él eso no le importó.

Luego de meses, él terminó con su pareja y empezamos de nuevo a escondidas, yo había confesado a mi familia que volví con él, cuando eso ya era mayor de edad, tenía 19 años.

“Me dolió mucho su traición, después de todo lo que sacrifiqué por él, le pedí al menos una explicación y él solo dejó que yo pensara lo que quiera. Me quedé devastada, aún así me seguía escribiendo”

Mi papá accedió, pero mi mamá siempre estuvo en contra, siempre teníamos problemas. El nuevo problema fue la falta de tiempo, yo andaba de exámenes, no podía faltar a clases, no podía salir con él y discutíamos todo el tiempo.

Yo preferí intentar con él, por encima de mi familia, luego me entero que me fue infiel. Me dolió mucho su traición, después de todo lo que sacrifiqué por él, le pedí al menos una explicación y él solo dejó que yo pensara lo que quiera. Me quedé devastada, aún así me seguía escribiendo.

Nos vimos algunas veces, estuvimos juntos, le era infiel conmigo a su actual novia, pero no soportaba ser “la otra”, él decía que la dejaría. Me hizo creer que fue así hasta que un día él viajó por cuestiones de trabajo, pero ya me era imposible volver a confiar en él y me desaparecí de su vida, ya no aguantaba estar en medio de tantas mentiras y entre ese lapso comienza a gustarme un compañero de Facultad.

Decidí acercarme a Pedro, seis meses después empezamos la relación, en setiembre de 2010. Luego en el 2011 Álvaro vuelve a buscarme, pero yo ya estaba en una relación con Pedro y no lo quería dejar, pero aún sentía algo por Álvaro.

“Ese fue el golpe emocional de realidad que me dio una sacudida definitiva. Julio empezó a sentirse culpable y empezó a ser más frío conmigo y solo decidí desaparecer, era lo mejor para los dos”

Empezamos a hablar de nuevo y vernos, pero ya no podía confiar en él, me pedía de nuevo que le diera una oportunidad, me quedé pensando y decidí quedarme con mi novio.

Álvaro seguía insistiendo, cambié mi número de teléfono y perdimos total contacto, luego en abril de 2012 por casualidad nos encontramos y me pidió que hablemos, pero me negué ya que él empezó una nueva relación con una chica.

Yo aún seguía con Pedro y luego me entero que Álvaro iba a ser papá y rápidamente en diciembre de 2012 se casó. No niego que con todo lo que había pasado me dolió mucho, en 2014 nos volvimos a ver y yo tenía problemas con mi novio, la relación no marchaba muy bien y le fui infiel con Álvaro, aún sabiendo que él ya estaba casado y que ya era padre, nuevamente volví a ser la “otra”.

Aunque me pesaba en la conciencia lo que estaba haciendo, lo seguí haciendo, algunas veces hasta que me confiesa que su esposa quedó embarazada nuevamente. Ese fue el “golpe emocional” de realidad que me dio una sacudida definitiva. Álvaro empezó a sentirse culpable y empezó a ser más frío conmigo y solo decidí desaparecer, era lo mejor para los dos.

Ese fue el final de nuestra historia aunque él siguió buscándome, ya no accedí a volvernos a ver, yo me casé y decidí hacer mi vida también, ahora estoy feliz con mi esposo, aún me arrepiento de lo que hice y Dios sabe que me arrepiento de corazón.

Ya no podía seguir haciéndole daño a esa familia, pero Julio siempre será mi primer amor, al cual amé con locura, no sé si él me correspondió alguna vez, pero hoy tengo una vida feliz y tranquila al lado de mi esposo, que me ama infinitamente, con los años también aprendí a amarlo.

EPIFANIA, DE ALTOS, 20 AÑOS

 

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