Ildefonso Talavera, a sus 63 años, había encontrado el descanso eterno en la localidad de Lomas de Zamora,  provincia de Buenos Aires. Algunos parientes en el lugar empezaron a movilizarse para mandar su cuerpo hasta nuestro país y darle la cristiana sepultura.

Luis Talavera, hijo del hombre, manifestó que su hermana fue contactada por los responsables de una funeraria, que se comprometió a hacer todos los trámites para repatriar sus restos que, supuestamente, habían llegado en la siesta del viernes hasta un pueblito concepcionero, donde residen sus familiares.

Los mismos ya se encontraban dándole su último adiós, y entre los llantos y lamentos, una llamada quebró más aún a la familia, cuando recibieron la comunicación directamente desde ashá, donde le avisaban que hubo un error: el cuerpo enviado no era de su padre. “Nosotros estamos teniendo golpes económicos, emocionales y hasta psicológicos. Pero la verdad solamente queremos sepultarlo”.