Hola, solo quería platicar con alguien. Acabo de darme cuenta que a mis padres jamás les importé. El peor castigo de uno es dejarle de lado a un hijo. Mis padres están vivos, pero actúan como no les importase, jamás me han abrazado, ni se toman el tiempo de platicar conmigo.

Me abandonaron cuando era muy pequeña, vivo con los abuelos paternos. Ahora que ya soy grande, me viene y me grita que se avergüenza de tener una hija. Es que para ellos importa más lo que digan sus amistades que su familia.

Mi papá siempre me grita, me siento culpable de venir a este mundo a estorbarlos, mi mamá está en la Argentina, hace muchos años, no la conozco bien.

Supuestamente se avergüenza de mí porque dice que soy igual de mala mujer que mi madre, yo no la conozco, me dice que si me llego a embarazar me echa de la casa.

Soy un poco rebelde, no lo niego, pero eso no le da derecho a maltratarme o discriminarme. En realidad yo le tengo miedo a los hombres. Mi abuelo siempre me decía –hija vos tenés que terminar tu colegio y después verás qué hacer de tu vida–, pero mi papá me trata mal. Me dice cuando salgo –seguro que te vas a embarazar, si es que te embarazas te voy a sacar del colegio–.

Yo no puedo comer tanto porque si me lleno la panza, ya me dice: estás embarazada, y hubo muchas veces que tuve los síntomas de una embarazada, y me pegaba.

Mi abuela me hacía mis comidas favoritas, solo una cuchara podía comer, a veces ni el pan podía tocar porque no podía más porque me daba calambres en la panza. Estuve a punto de vomitar, entonces dejo mi comida en la mesa, porque ni podía mirar, hasta ahora me pasa. Cuando falleció mi abuelo, yo era muy chica aún, se cayó enfrente mío y no le pude ayudar.

Grité y nadie me escuchaba, pedí auxilio y me fui a la casa de mi tía, pero nada se pudo hacer, se fue de nosotros. Desde entonces, tenía pánico para ir al baño, hasta de estar sola.

Le tenía miedo a la oscuridad, no pude dormir hasta los 6 meses, esos fueron muy duras noches. A veces los sueños me vencían, quedaba un ratito, cerraba los ojos y me pasaba las imágenes una y otra vez. Yo no puedo dormir sola, duermo con mi abuela.

¿Qué puedo hacer?, en realidad yo le tengo miedo a los hombres.

LOURDES, DE ENCARNACIÓN, 18 AÑOS

LA RESPUESTA: Gracias por escribir y tener en cuenta mis consejos, pero sería bueno acercarte a consultar personalmente en la unidad de salud mental más cercana o hablar con tus profes sobre lo que estás pasando. A veces las heridas del pasado no te dejan progresar y hay que cerrarlos para seguir avanzando.

Los miedos irracionales, la tristeza desmedida, algún trastorno que desvíe la alimentación saludable son motivos para consultar sin prejuicios ni tabúes. El psicólogo es un profesional que te ayuda a realizar aquellos procesos o cambios que sientas necesarios para restablecer el bienestar y alentar el crecimiento personal. En el camino vas a encontrar personas buenas y malas, no temas conocerlas.

Todos los padres aman a sus hijos, por lo general, y más o menos sienten el mismo temor de que por un embarazo no planificado los sueños se vean interrumpidos. Solo que muchas veces algunos no miden el impacto de sus palabras y de tanto que atemorizan o prohíben algo, inconscientemente predisponen a que las cosas sucedan exactamente así como se quiso evitar.

Pero vos sos dueña de tus actos y tenés el control de tu vida, así que no permitas que las palabras te lastimen y si hay castigo físico tenés que denunciarlo. La vida te entrega la posibilidad de cumplir todos tus sueños y si aún no tienes uno empezá a buscar uno. Al igual que te decía tu abuelo, estudia, no te dejes vencer por las dificultades.

No siempre es fácil conseguir lo que uno se propone, pero con esfuerzo y determinación, con pequeños logros, uno se anima a ir por más. Fuerza, lucha por tus sueños y motivá a otros jóvenes que talvez están pasando como vos por lo mismo, a seguir siempre para adelante.