Siendo joven y con ganas de salir adelante, don Julio Óscar Bogarín (54) decidió dejar de lado su pala, balde y mezcla, para empezar a vender con su hermana golosinas cerca de un conocido colegio privado de luquelandia.
“Antes era albañil, después dejé eso para trabajar con mi hermana. Ella dejó también y me dije a mí que iba a seguir con esto. Tenía fe de que me vaya bien”, empezó contando don Óscar.
Él es un trabajador que todos los días coloca su puesto de caramelos frente a la institución educativa y espera que algunos de los colegiantes salgan a comprar algo de él.
Resaltó que desde hace 32 años ocupa el lugar y las hermanas del colegio religioso le tienen mucho aprecio, así como él a ellas.
“Las hermanas son muy buenas conmigo, me tratan como si fuera su hijo. Los alumnos también me quieren. Todos me conocen y son como mi familia también”, contó don Óscar.
Aseguró que gracias a su trabajo honesto hizo estudiar a toda su familia, quienes ahora ya están todos casados y nunca le faltó un plato de comida.
DATO
32 Años de que don Óscar se encuentra con su carrito de golosinas frente a un conocido colegio privado de Luque.
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