BÉLGICA. Un provocador y anónimo artista ha desplegado por Bruselas una misteriosa serie de grafitis de explícito contenido sexual y descomunales dimensiones.

La tercera obra de esta novísima serie, que por ahora nadie ha reivindicado, es un pilín circuncidado y en reposo de unos 6 metros de alto y 3 de ancho al que ya se conoce como “el pene de Saint-Gilles”, por el distrito donde ha aparecido el inusual dibujo.

Es, además, el primer sexo masculino en solitario de la colección de grafitis.

Días antes de que brotara en una pared el mentado miembro, una penetración vaginal de unos 45 metros cuadrados ya había ocupado una de las calles; y una gigantesca entrepierna femenina en pleno acto de masturbación lleva tiempo instalada en la plaza Stéphanie. Nadie ve quién los pinta, no se sabe si lo hace una persona o varias.