Por Tatiana Moreno – tatianamoreno@crónica.com.py

Hace casi 27 años, un 12 de noviembre, don Francisco Romero (53) fue como todos los días a la parada de taxi en Fernando de la Mora que está a la altura de 4 Mojones (Parada N.º 12). Pero el destino haría que esa jornada no sea una más. En la madrugada del 13 de noviembre de 1989, un disparo en la columna cambió su vida por completo dejándolo en silla de ruedas. “Quedé paralítico…, ¡pero seguí! adelante” contó. Él sigue siendo taxista.

– ¿En qué época ocurrió?

– Yo fui el primer taxista asaltado después del cambio de Gobierno de Alfredo Stroessner, en la época de Andrés Rodríguez. Llevo 35 años como taxista y eso pasó pocos años después de que yo empezara en el rubro.

– ¿Cómo fue?

– Dos señores se subieron conmigo como pasajeros, me llevaron hacia Ñemby, eso fue a la una de la madrugada. Antes de entrar en la zona que ellos querían me quedé sobre la avenida un rato y dudaba ahí para entrar, pero me arriesgué.

– ¿Y después?

– Luego, cuando entré a 4 cuadras de la avenida, ahí ya me pegó uno con el arma, estuvimos ahí un rato y después en ese momento apareció un camión grande con tres usuarios. Entonces, yo pensé tirarme del auto, cuando abrí la puerta el que estaba atrás apuntándome me disparó y me dio en la columna.

– ¿Y qué pasó?

– Ellos corrieron sin llevar nada. Las personas que venían en el camión grande también se asustaron y retrocedieron para poder girar y pasar de largo. Estuve una hora ahí en el suelo, traté mucho de subirme al auto pero no pude. Después, apareció un muchachito en la moto y él me auxilió.

– ¿Y cómo sobrellevaste la situación?

– Cuando me enteré que ya no iba a poder caminar fue duro, pero nunca decaí. Quedé parapléjico, pero seguí adelante. Dejé el taxi un tiempo, pero tres años después de lo que pasó retomé el taller y después dejé para volver a ser taxista. Yo mismo adapté mi vehículo.

Adapta los vehículos

Don Romero, aparte de ser taxista también adapta los vehículos para personas con discapacidad. El mismo cuenta con el freno y acelerador abajo mismo del volante. Cobra 700.000 guaraníes por eso. “Eso ayuda mucho. Yo hago de forma más casera y sale bien y más barato también” contó el taxista, ejemplo para muchos.

Pude ser el sostén de mi familia igual, y ahora me dedico también -aparte- a adaptar los vehículos para personas que estén en mi misma situación.