GUARAMBARÉ. Ir al cuartel tiempo atrás era una obligación que debían cumplir todos los muchachos, así como lo hizo Eugenio Brítez (65), un hombre que fue soldado en su época y estando dentro del ejército todos los días le rezaba a San Miguel Arcángel para que lo cuidara y lo proteja mientras cumplía su servicio en la independencia militar.
“Siempre rezaba estando dentro del cuartel, me encomendaba luego a San Miguel y le prometí que una vez que saliera le iba a hacer fusiles de maderas para su promeseros”, contaba don Eugenio.
Él, albañil de profesión, cuando llega la fecha de San Miguel se dedica exclusivamente a realizar los fusiles que son llevados por los promeseros de la zona quienes con anticipación le vienen a pedir.
“Vienen antes ya, me dejan su nombre y por su fusil le pongo las iniciales. Cuando están, ellos mismos luego vienen a buscar y a llevar”, cuenta el fiel creyente.
Contó que todos los años consigue palets de donde sea para poder cumplir con su servicio con el santo.
“Soldado de todas las edades viene a llevar para su fusil, al año hago más de 500 a 600 fusiles y sí o sí todos vienen a llevar, nadie deja nada”, terminó comentando don Brítez, quien no cobra un guaraní por ningún fusil, ya que es una promesa que él hará para San Miguel de por vida.
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