La historia pudo haber sido otra. El joven médico de 31 años, Jorge Moreno, regresaba del súper con su doñita y la beba de un año. La imagen que se le cruzó en el camino le produjo escalofríos y una extraña sensación. “Fue como que algo me llamó a irme, porque cuando yo le vi estaba boca abajo y creí que estaba muerto” contó.
La escena era una lamentable realidad que azota a la ciudadanía en general. En esta ocasión le tocó al suboficial superior Hilario Rojas, quien con 33 años en filas policiales cumple funciones en la Revista Policial. Iba de visita a una camarada en el barrio Carmelitas de la capital, pero la desgracia lo tocó en las últimas horas del miércoles.
Dos balazos fueron los que acusó, provenientes del criminal arma de motochorros. Al ver la escena, Jorge se acercó y se percató que aún tenía signos de vida, pero que sus pupilas ya estaban algo dilatadas y la sangre perdida representaba alto riesgo.
“Les dije que no iba a aguantar la llegada de la ambulancia, vecinos trajeron una colchoneta y le llevamos en la patrullera”, refirió.
UN POLI MUY QUERIDO
La suboficial Martha Velázquez, camarada de Hilario, comentó que el agente era superquerido por su humildad y entrega a su tarea policial. Señaló que en diciembre ya debía jubilarse y hasta había comprado un terrenito en Capiatá para su retiro, ya que hasta ayer residía en la dependencia donde presta servicios.
“Un gran compañero, éramos como su familia. Su mamá y hermanos viven en Caacupé. Los fines de semana, cuando tenía libre, se iba a casa de su prima acá en Asunción. Todos lo quieren muchísimo” dijo.
DONANTES
Sus camaradas y colegas llegaron para donar sangre al uniformado, quien ya fue trasladado al hospital “Rigoberto Caballero”. El mismo necesita donantes de cualquier tipo de sangre. Acercarse al mencionado nosocomio.
ESTÁ GRAVE
El uniformado perdió casi el 50% de sangre en el cuerpo. Uno de los impactos afectó una arteria principal y la otra (la primera) le aplicaron en la cara, afectando su mentón.
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