SITIO DE LEYENDAS. Los antiguos pobladores cuentan que estas aguas tenían un poder para los enamorados, que si la novia le daba de beber al novio tarde o temprano terminaba en el altar

SAN ANTONIO. Historias de amor en un tiempo pasado que se niegan a quedar en el olvido, una naciente que guarda el pedido de un corazón enamorado. Los relatos se remontan al año 1913 en adelante, cuando se habilitaba el frigorífico de la ciudad, que en aquel tiempo representaba un avance importante tanto para la ciudad como para el propio país.

El tiempo en el que se estaban realizando las obras se necesitó mano de obra de varios puntos del país y fue así que diariamente varios jóvenes obreros con el correr del tiempo conocieron el encanto de las hermosas sanantonianas.

Como en aquel tiempo el conseguir el permiso para que las estrictas familias permitan que los arrieros vayan de visita como pretendientes, uno de los puntos claves del encuentro era el Ykua San Antonio, que era el lugar perfecto para aprovechar y conversar con las damas.

Fue así que con el correr del tiempo las mujeres enamoradas que le pedían al santo casamentero que les concedan el “milagrito” de conseguir marido, en esos breves encuentros al costado del manantial ellas daban de beber las aguas del ykua a sus pretendientes.

Según la leyenda, estas aguas sellaban la unión y al poco tiempo terminaban casándose. Las solteras fueron pasando el chisme de que luego de que los novios probaran el agua del manantial de las manos de una mujer del lugar, no pasaban mucho tiempo en quedarse definitivamente en la ciudad.

Este afamado ykua sigue existiendo en el centro de la ciudad de San Antonio, pero hoy día está muy abandonado, incluso gente sin conciencia arrojó basura en su interior. Por su valor histórico, los vecinos piden con urgencia su recuperación.

“Es una pena que hoy en día ya se no pueda tomar el agua”

El ykua fue lugar de mucha importancia para la ciudad, se encuentra sobre la antigua calle Real, hoy avenida San Antonio, según nos cuenta don Presentado Montiel, viejo poblador de la ciudad.

“Recuerdo que mucha gente se abastecía de estas aguas y que nosotros cuando éramos mitã’i, si te portabas mal como castigo un balde y ya te ibas a traer agua desde el lugar”, rememora.

“Cuando éramos jovencito nos decían si te enamorás de una mujer de esta ciudad y ella te da tomar esta agua del ykua, si bebés ya te quedás en San Antonio. Y ciertamente hubo muchas parejas que se casaron”, recordó el karai, pero agregó que es una pena hoy en día estas aguas ya no se pueden beber.

“En carreta, en burro o a pie la gente llevaba el agua de aquí”

Otra pobladora de la ciudad, la señora Beneida Arias, nos cuenta: “Recuerdo muy bien cuando las personas venían desde distintos puntos de la ciudad, en horas de la madrugada ya se iniciaba el movimiento por los finos caminos de tierra hasta llegar al ykua a llenar todo el recipiente que podían para luego continuar su camino”.

La doña dice que era muy chica, “pero recuerdo a las burreritas, a las carretas, gente que iba sobre los caballos todos los días. Era esa escena, en la ciudad en aquel tiempo eran pocos los habitantes, nos conocíamos todos y el buen trato siempre reinaba entre todos. Con el paso del tiempo la ciudad fue creciendo y poco a poco se abrieron los caminos y se empezó a dejar de llevar el agua de esta zona”.