Luego de 54 días de aquel trágico episodio ocurrido en Colombia, el conjunto de Chapecoense volvió a jugar un partido oficial.
En este caso lo hizo en un amistoso ante el Palmeiras, que terminó en empate 2-2, en su estadio el “Arena Condá”, que se llenó para ver a los jugadores que van a ser parte de la reconstrucción del club.
Fue una jornada emotiva en que los aficionados rompieron en llanto al ver a los peloteros que sobrevivieron al accidente aéreo.
El portero Jackson Follman, el central Hélio Neto y el lateral Alan Ruschel recibieron la Copa Sudamericana que se le había otorgado a Chapecoense, en una noble decisión del Atlético Nacional de Medellín, que pidió a la Conmebol que el campeón sea el cuadro brasileño, que perdió a casi todo su plantel y cuerpo técnico en aquella jornada negra para el mundo del fútbol.
El arquero Follman perdió una de sus piernas y al entrar al estadio en silla de ruedas tampoco pudo contener las lágrimas.
El estadio “Arena Condá” volvió a corear con todo “Vamo, Vamo Chape”.
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