• ADMIRABLE. Pese a las adversidades que la vida le presentó, don Ramón Lezcano nunca se rindió y es todo un valécho como obrero

Como él quedan pocos. Un verdadero ejemplo de sacrificio y fortaleza para los que siempre le encuentran un “pero” a algo.

Don Ramón Leilo Lezcano (47) es sordomudo y hace unos años, un accidente le arrebató uno de sus brazos. Pero el valiente hombre no se rindió y cada día le pone pecho a las adversidades.

Encontró en el trabajo el refugio necesario para no decaer y demostrar que cuando uno se propone algo no hay excusas ni limitaciones que impidan hacerlo. Sale todos los días a laburar como albañil para llevar el pan de cada día a sus hijos y a su esposa.

La mayoría de los que le contratan quedan maravillados por el hermoso trabajo que hace. “Al principio muchos no confiaban en mí por mis dificultades, pero con trabajo les demostré que sí podía y quedaron encantados”, dijo en su lenguaje de señas a su hijo Pablo, quien hizo de intérprete en la nota.

“Mudito” (como le dicen sus amigos y compañeros) vive en Encarnación, y desde chico conoció lo que es el sacrificio. “Trabajé en el campo, carpiendo, plantando mandiocas, semillas, algodón, me encargué de algunos ganados junto con mis primos y tíos”, dijo.

“Nací en San Pedro del Paraná y mi infancia era la pelota e ir a la escuela. Llegué a culminar el sexto grado, que en ese tiempo fue lo máximo en alcanzar, pues era de una familia de muy escasos recursos”, agregó.

“Me inicié como albañil a los 16 años. Vi que mi familia no podía conseguir muchas cosas, necesitábamos ingresos, algo de dinero, entonces comencé a trabajar con mis tíos en la construcción. Trabajo por y para mi familia. Y también para demostrar que todo se puede pese a las adversidades”, amplió.

“Hasta en la Argentina fui a trabajar en la construcción de un edifico de 52 pisos”, precisó.

El accidente y una decisión que marcó su vida

Ya en el año 2006, don Ramón salió del trabajo y volvía a su casa a bordo de su bicicleta. Comentó que sobre la Ruta 6, un camión que llevaba cargas de frutas lo embistió y una de las ruedas del rodado pasó por encima de su brazo izquierdo.

El conductor que le chocó le llevó rápidamente hasta el Hospital Regional de Encarnación y se hizo cargo de todos los gastos. Pero, según relató, los personales de blanco no actuaron de forma precisa, y lo enyesaron sin haber limpiado bien la herida del brazo.

Ahí se complicó todo y, con mucha ayuda, sus familiares lo trasladaron hasta un sanatorio de Buenos Aires. Al llegar los médicos informaban que su brazo quedó inservible y que tenía poco tiempo de vida.

Fue ahí que Ramón pidió a que le cortaran el brazo con tal de vivir y ver a su familia tranquila y feliz. La operación se realizó y fue todo un éxito.

“Cuando vi que me faltaba un brazo lloré mucho, pero pasaron los días y pude restablecerme. Me puse de pie y salí a batallar como siempre, y hasta hoy en día sigo así”, dijo.

Obrero, electricista, plomero, fotógrafo, camarógrafo, ere eréa

Don Ramón es un capo en la colocación de pisos y revoque de pared umía, pero a la par realiza múltiples actividades con una entrega y energía muy particular, dejando en claro que sus limitaciones no afectan en su labor.

Electricista, yesero, plomero, pintor, también fotógrafo y camarógrafo para ciertos eventos de festividades, son solo algunas de las muchas actividades que realiza el capo.