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El torero que llenaba estadio

El torero que llenaba estadio
FUERTE. Con sus 77 años, Ángel
Torales todavía se muestra fuerte.

“Yo llegué a torear en el Estadio Comuneros, se llenaba de arena la cancha y lístoma”, nos contó. Ángel Torales, toda una leyenda viva de las jornadas de corridas de toro. Todos se peleaban por tenerlo en sus fiestas patronales. Se retiró ya hace mucho tiempo, pero su apellido sigue sonando en la memoria de los amantes del “torín”. Nos recibió en su casa y nos habló de sus increíbles anécdotas.

GUARDA Y BOXEADOR

“Yo trabajaba como guarda en la línea 27 cuando era joven, ni se me pasaba todavía el tema de la toreada. Pero como siempre fui salvaje luego, después de largar en mi trabajo me iba a boxear con los muchachos en un gimnasio cerca del Mercado 4, en el Atlético Paraguay”, empezó contándonos.

Allí le hicieron la liga para que se prepare para ser boxeador profesional. Le gustó la onda, tuvo su primera pelea con Rosalino Barrera, quien se estaba preparando para una pelea internacional. “Al otro día me fui a trabajar con la cara hecha un desastre. Y allí mi patrón, un excombatiente salvaje también, un exteniente, Roberto Domingo Sosa, no le gustaba eso, y me dijo que me tenía que dejar ya del boxeo, que para defenderme nomás ya estaba bien. O seguía trabajando con él o tenía que decidirme por el boxeo. Pero como yo tenía que ganar plata, dejé los guantes y seguí con el colectivo. Y así terminó mi carrera de boxeador”, contó.

SUS INICIOS COMO TORERO

Por casualidad, en una estancia de Arroyos y Esteros, descubrió su vocación. “Me acuerdo que para la fiesta patronal de San Lorenzo vino un torero, Marcial Florentín Pérez, y ahí me preguntó mi patrón si yo me animaba a torear”, contó. Después de pensar un poco, le dijo: “Ko arriero’i omoñarõ la toro ha che ningo che pu’aka mba’earã la tórore”. Dijo que el torero se rió de él y le preguntó si realmente quería probar. Enseguida ya se puso a enseñarle. “Ahí me di cuenta de que eso iba a ser mi profesión. En agosto recién iba a ser la fiesta patronal, pero, antes, en junio nos fuimos para la fiesta de San Antonio, entramos al ‘toro kora’, y ellos se pusieron a torear; yo me quedé a un costado nomás. Luego la gente empezó a gritar ‘mba’epio péa la iporte’, el torero me hizo la seña para que entre. Salió el toro y me esquivé del animal durante dos o tres pasadas hasta que hizo volar mi capa. Allí nomás me acordé de lo que me enseñó y me tiré al piso frente al toro para que no me atropelle”, contó. Funcionó su truco, le gustó a la gente su show y en la fiesta patronal de San Lorenzo ya se fue seguro. “La gente llenó las gradas, todos se fueron para verle al guarda y boxeador Torales, ya era famoso después de mi primer torín”, contó entre risas. En ese entonces, él tenía 20 años recién. Desde esa vez ya no paró. “Al principio estaba solo como ayudante y no ganaba ni un guaraní. Pero sí fui logrando que la gente me conozca y es impagable el aprendizaje que ganaba en cada toreada”, mencionó y contó que los toros no tienen el mismo comportamiento. Todos son diferentes.

TRAJE DE LUCES. La gente acudía al torin para ver el famoso traje de luces.

“TRAMPERÍA” Toreros españoles

En 1965 invitaron a un famoso torero español, Juan Bravo, cuando Ángel Torales ya estaba en boca de todos en Paraguay. “Vinieron tres toreros y su apoderado tenía por apellido Nieto, peteî español letrado”, contó. Pidieron los toros más bravos y antes le dieron a Torales para ver a los animales en escena. “Los españoles utilizan una gran picardía que nadie sabe, ellos encierran a los toros en la oscuridad un día antes en un cajón, sin ver la luz. El ruedo tiene 50 metros de diámetro, el torero entra en el burladero, que son unos lugares de protección. Ahí los sueltan, totalmente ciego, el animal le pega una corrida desesperado por el ruedo sin ver nada, todo desesperado. Luego le sale el auxiliar para tranquilizar al toro, después recién sale el torero a recibirle con la Verónica, que supuestamente representa a la virgen recibiendo a Jesús con su manto”, contó don Torales. “Después entra la caballería, con lanzas para clavar al toro, lo clavan en la paleta tres veces, para desangrarlo y que pierda velocidad. Luego sale el muletero y le pone tres banderillas en el lomo. Eso hacen para distraerle, ahí ya no le mira al torero, esa es la segunda trampería. Y ahí recién entra el torero con un estoque, con eso le tiene que clavar justo en donde se le clavó con la lanza. O si no, upepéte omanóta el torero si es que yerra el agujero”, dijo.

ENSACIÓN. Cada presentación de Ángel Torales era un acontecimiento en todo el país.

PRIMER CONTRATO: Le pagaron 12 miltón

Un año le tocó torear a Torales como aprendiz. Su primera corrida profesional tuvo en Capiatá. “Me acuerdo bien de mi primer contrato, fue por 12 mil guaraníes, un platal en esa época. Después, en la ciudad de San Juan, Misiones, ya cobré 25 mil guaraníes, esa ciudad era mi meta. Me fui para tumbar a los toros, nunca lo había intentado antes y me dije que si me salvaba de eso, me casaba”, recordó. “Ángel Torales fue accidentado en la corrida de toro en San Juan”, se dijo después en radio Nacional del Paraguay. Su novia escuchó y se desesperó. “No era nada serio”, dijo Torales y se casó igual.

Su sueño era viajar a la cuna del toreo

DIJO NO A ESPAÑA: “Rechazó propuesta de embajador”

Durante un “torín” que se había realizado en el barrio San Vicente le vio torear un embajador español de apellido Giménez Caballero. Él se quedó impresionado y le ofreció ir a trabajar en España como torero. “Él mismo se encargó de preparar todo el papeleo para que yo pueda asistir en una escuela de toreros en España. Pero mi papá me dijo que nosotros no necesitábamos de dinero para que yo me vaya tan lejos. Entonces decidí no viajar”, contó.

EL RETIRO: Después llegó Juan “Torales”

Cuando preparó su retiro apareció Juan Torales. Don Ángel nos contó que, en realidad se llamaba Juan Mauricio Bogado. “Él era integrante de mi elenco con otro sobrino mío. Ellos eran flojos, los toros les golpeaban todo. A consecuencia de eso murió Juan. Yo también ligué unos cuantos golpes, en el brazo derecho ligué una cornada, también recibí un golpazo en las costillas pero sin consecuencias”, dijo. “Mi último torín fue en el Jardín Botánico, fue organizado por la Asociación Rural, y después de eso yo les dije a ellos que usen nomás mi apellido para ser más conocidos”, contó.

TRAJE DE LUCES : Le trajeron de España

“El traje de luces me trajeron desde España, yo lo mandé traer. En nuestro país era toda una novedad. Ese traje lo inauguré justamente en una corrida en San Lorenzo, en San Juan también lo usé y ahí no podía salir por que la gente se fue en masa solamente para ver el famoso traje de luces. Después les regalé a mis sobrinos cuando me retiré, ya que para qué yo lo iba a querer si no iba a usar más ese traje”, contó.

AMIGO DE PARANÁ : Se bañó en una latona

Cada vez que Luis Alberto del Paraná venía de Europa llegaba a su casa. Junto a Quemil Yambay jugaban partidito en la cancha del club Capi’ipery que Torales presidía. Recordó que, una vez, después de jugar todo, Paraná llegó a la casa de su mamá y dijo que se quería bañar. “Como Paraná era muy famoso, se juntó demasiada gente y no iba a poder bañarse en el bañito. Entonces se fue detrás de la casa y se arregló ahí con una latona. Igual nomás ‘ojehechapa’, pero no le importó a él”, comentó.

TOREÓ PARA STROESSNER : Después se negó a ir junto a él

Torales contó que en 1961, cuando estaba en su apogeo, le contrataron para hacer su show para Alfredo Stroessner, en su cumpleaños. Fue en la plaza, en el hoy llamado barrio San Pablo. “A las 11 salió Stroessner y me dijeron que yo me tenía que subir a saludarle y ahí nomás ya tenía que empezar a torear. Recuerdo que me dijo que quería ver algo sencillito nomás, que no nos apeligráramos mucho. Se quedó maravillado y al otro día me llamó el director de Intendencia para irnos al Palacio de Gobierno, porque el Presidente nos quería agradecer”, contó. Y dijo que quien le llamó le sugirió que le pida a Stroessner para su camión. “Yo le dije que yo no necesitaba pedirle nada a Stroessner y no me fui nomas a la audiencia, porque yo soy honesto y humilde. Lo único que le pedí fue que me lleve mi kora hasta Caacupé para una actuación”, recordó.

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