Nació en Piribebuy, pero de chiquita se fue a vivir a Caaguzú, donde hizo prácticamente toda su vida. A partir de los 9 años comenzó a experimentar un cambio que para ella más bien fue una bendición. “De nacimiento yo tengo, esto es cosa de Dios, no toco luego. Ya me estoy volviendo vieja y ya me sale algunos blanquitos y le quiero más así” he’i con orgullo Felicita Torales (47), mamá, ama de casa y una kuña karai como ninguna otra.
Una tupida barba en la que ni el viento se puede meter y unos bigotes bien cargados que rodean una amplia sonrisa son la constante de lo que uno puede apreciar una vez que la mira directo a las ventanas del alma. “Algunos no saben si soy hombre o mujer, me quieren preguntar, me miran, otros no quieren estar cerca mío porque tienen miedo, pero no me molesta” confiesa la doña, entre risas.
Lejos de causarle algún complejo, Felicita es feliz luciendo así. Dijo que se siente más hombre que mujer y que es muy corajuda: “No le tengo miedo a nada. Ni al Póra, ni al Pombéro ni a los bandidos”.
“Así me conoció mi marido, pero él sí que no tiene barba”
Hasta causándole gracia, Felicita cuenta que “así me conoció mi marido, pero él sí que no tiene barba. Si quiere se quita y yo así nomás ando. Así me conoció y así me quiso. Yo no me pinto, yo natural nomás ando, solamente me baño y punto”.
Antes de los 30 años no había “picaflores” que se acercasen a su casa. “No me fijaba luego en los hombres. Y no era de salir. Recién cuando me casé, a los 40 años, bailé por primera vez. Con mi marido, hace 18 años que estamos juntos, porque durante 10 años luego se fue de visita en casa hasta que me casé”, comentó Felicita.
Son seis hermanos
Felicita contó que eran 6 hermanos, pero dos fallecieron. Ahora ella es mamá de un chiquito de 7 años. Había perdido uno.
Alta testosterona
Cuenta que los doctores le dijeron que tiene muy alta la testosterona (hormona masculina) y por eso se da esta condición.
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