El caso de O. R. F. R., el hombre que fue condenado a nada menos que 29 años de privación de libertad, 22 como condena y 7 como medida de seguridad, es el más alto que se haya dado en la historia de la Justicia paraguaya en abusos de menores. Pero, de acuerdo a lo que destacó una de las integrantes del Tribunal que emitió la resolución, el propio sentenciado solicitó que se le haga una castración.
En parte del escrito en el que se impone esta medida ejemplar, la jueza Rosarito Montanía dice que “no puede frenar esos impulsos. La única solución que encontraba a su problema era una castración química. Él mismo solicitó eso”.
La pena alcanzó tal grado porque dentro de lo que fue el juicio que se le realizó, la fiscala Mirtha Ortiz presentó como medio de prueba las filmaciones donde se visualizan los abusos sexuales con los niños de 11, 7, 4 y 2 años de edad.
OTRO MÁS
Así como se dio el caso anterior, salió otra sentencia por la cual un padrastro fue condenado a 12 años de cárcel por haber abusado sexualmente de una niña 7 años de edad. Al parecer, gracias a las pruebas aportadas se comprobó que a más de la víctima que motivó el movimiento del organismo judicial, también se descubrieron pistas que apuntan a la presunta violación de una de las primas de la hijastra.
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