A pesar de que el deporte es sinónimo de inclusión (o por lo menos en gran parte del planeta), la ley en Irán establece una estricta separación entre los sexos en espacios públicos, entre los que se incluyen los estadios de fútbol.
Por ese motivo, y para “proteger a las mujeres”, se ha establecido que ninguna persona de sexo femenino pueda ingresar a los estadios.
Esta semana, ocho mujeres se disfrazaron de hombres e intentaron ver el partido entre el Esteghlal y el Persepolis, correspondiente a la 21ª jornada de la Copa del Golfo. Al ser descubiertas, se les prohibió el ingreso, aunque no fueron detenidas, como había trascendido en primera instancia.
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