Mi mal de amores empieza cuando embaracé a los 17 años y con mucho sacrificio tuve a mi bebé, ahora ya tiene 4 años.

Me llegué a casar, reilusionada y con mucho amor, pero me enteré que mi marido me ponía los cuernos con muchísimas mujeres y hasta un tipo hubo; aun así, le perdoné porque en verdad lo amaba. Sin embargo, él estaba enamorado de otra chica, había sido, me lo confesó mientras dormía conmigo y mi mundo se vino abajo, porque yo me desvivía por complacerlo.

Muchas veces me humillé, no tuve ni orgullo o dignidad como mujer legalmente y sufrí como condenada varias veces, nos dejábamos y después volvíamos, una y otra vez.

Siempre nos peleábamos y distanciábamos, vivía conmigo y por temporadas dejaba la casa, pero después regresaba. Ahora nos volvimos a pelear y se fue, pero esta vez para siempre, porque ya estoy muy cansada de tantas peleas a cada rato. Ya me hartó de verdad y ahora estoy muy bien, solita con mi hija.

La verdad que no me duele tanto ahora mismo lo de la separación, pero no entiendo por qué terminamos si yo lo amaba con todo mi ser, no tenía ojos para nadie más que no sea él.

Sé bien que no me va a buscar ni yo tampoco, pero a veces me vienen a la mente los lindos recuerdos que pasé a su lado. Ahora pienso que realmente era superfeliz, pero que mi mente no me permitía aceptarlo porque nunca superé saber que me engañaba, me imaginaba todo, lo odiaba y no podía ser feliz a su lado.

Todos los días peleábamos, era desgastante y ahora me siento tan vacía por dentro, pero estoy muy calmada no sé qué me pasa, en verdad, fue por eso que le escribí a usted para que me pueda aconsejar qué puedo hacer.

“Nunca superé saber que me engañaba, me imaginaba todo, lo odiaba y no podía ser feliz a su lado”

LIZ, DE ESTANZUELA, 21 AÑOS

RESPUESTA: Siempre hay que tener esperanza de que las cosas pueden ser mejores. Date un tiempo para cambiar de “aire” antes de volver a invertir en una nueva relación. Ahora estás sensible y puede que tus decisiones no sean las más acertadas. Necesitás recuperar las energías y aplacar ese sufrimiento viendo una oportunidad de crecer sin sentimientos de culpa, ni odios o rencores, ahora es tu momento de empezar a sentirte libre de esos quebrantos.

Si después de ese tiempo tu pareja decide regresar y lo aceptás, sería bueno que formen un espacio para sanar las heridas, trabajar por el perdón y hacer proyectos reales para vivir una relación auténtica y feliz. El 90% de las parejas se separan por culpa de una infidelidad y la gran mayoría no supera las secuelas que deja, pasan años, vuelven a tomar compromisos pero siempre queda esa herida abierta y hay que procurar cerrarla.

Cuando una persona se siente vacía, parece como si una serie de emociones negativas decidiera aliarse, aparecen la desmotivación, la desilusión, la insatisfacción, la angustia o la tristeza para tomar lugar. La lucha contra el vacío no es fácil, pero no imposible.