- CREYENTES. Muchos trabajadores del Mercado 4 antes de empezar su jornada laboral van a rezarle y prenderle una vela
MERCADO 4. El suyo no es un puesto más dentro de este concurrido centro comercial. No lo diferencia la casilla, tampoco la mercadería ni las personas, sino el hecho de tender dentro una especie de altar o nicho al Divino Niño Jesús.
Ña Leoncia Arca de Gómez (47), una de las tantas kuña guapa que trabajan a diario en el lugar, dijo que esa devoción se debe a que concedió milagros a personas que trabajan en el lugar, especialmente dentro de su familia, por lo que decidieron honrar al ente celestial con este altar, en el que varias trabajadoras del lugar se reúnen para dedicarle unos minutos de rezo.
“Mi marido quedó sin trabajo por mucho tiempo, nada le salía y eso nos comprometía como familia. Estábamos mal. Le rezamos porque somos creyentes, nos encomendamos y ahora tiene un mejor trabajo y gana muy bien”, decía la doña.
Así como pasó con ese trabajo que salvó a una familia, también otras vendedoras hablaron de cuestiones relacionadas a la salud, a lo económico y hasta el logro de metas que siempre parecían imposibles, pero que con la fe que demostraron hacia él pudieron superar.
Leoncia aseguró que desde que su fe fue creciendo hacia el santo, el progreso laboral cada día fue mejorando. “Tanto yo como mis compañeras de trabajo nos encomendamos al Divino Niño. Nos protege, nos da el pan de cada día, no permite que cosas malas nos pasen. Hay que creer, hay que tener fe”, remató.
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