El primero de mayo, Día del Trabajador, se acerca y en este espacio queremos homenajear a todo aquel que suda la gota gorda para llevar el pan diario a su casa. Por eso te contamos la historia de doña Basilia Leguizamón (63), más conocida por sus allegados como Salomé. Ella empezó a sacrificarse sola por las calles desde los doce añitos. Comenzó vendiendo leche y hoy es canillita.
“A los doce años empecé a trabajar. Recorría Asunción vendiendo leche de vaca. A los seis años ya recorría con mi mamá porque ella no tenía dónde dejarme; después a los doce ya me manejaba sola”, empezó su relato. “Hace ocho años dejé la venta de leche porque empezó a escasear y me metí a vender diario y juegos de azar”, siguió.
Ahora, ella recorre la ciudad de Capiatá y el mercado de San Lorenzo para poder vender algo y llevar el pucherito a su casa. “Ya salgo a la madrugada de mi casa que está en el barrio Kennedy de Capiatá, desde ahí empiezo a recorrer”, he’i. Doña Basilia es soltera y sin hijos. “No tuve la oportunidad de casarme, ndajejuhui”, dijo entre risas.
Dijo que pese a su edad, aún se siente muy fuerte y sana. “Me siento muy bien todavía, tengo que trabajar, no me queda de otra, pero soy feliz con lo que hago”, siguió. Instó finalmente a la ciudadanía a sacrificarse en la vida, que uno así únicamente progresa.
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