Vidalina Rolón de Torres (49) tenía apenas 21 años cuando empezó a trabajar para sacar adelante a sus hijos, junto con su marido Walberto Torres.

Siempre le gustó la alfarería, ya que es de Areguá y desde chica aprendió lo básico. Entonces, ella se colocó en una vereda con sus primeros cinco juegos de pesebres, aprovechando el diciembre que también empezaba. Hoy, tiene un local bien amplio con cientos de piezas a la vista.

De la inversión de cada juego, nacían dos más, y así poco a poco fue progresando, tanto así que la vereda ya le era chica y tuvo que buscarse un lugar propio.

“Empecé con cinco juegos de pesebre chico. Mi mamá vendía frutas y sobre su caja de frutas yo ponía mis pesebres. Después vendí un jueguito y compré luego dos, y así fui comprando más y más hasta que hice mis propios productos”, empieza su relato.

Contó que no faltaba quien se burlara de sus ganas de salir adelante. “Mis compañeras que ya tenían su negocio grande, recuerdo que se reían de mí porque no tenía nada y ahora ellas incluso copian mis productos, ya que hay muchos productos que yo creé. Y realmente me hace feliz eso, porque quiere decir que hago un buen trabajo” siguió.

Doña Vidalina contó que su marido es veterinario y fue quien la ayudó bastante económicamente para que pueda hacer sus primeras piezas.

“Fue muy sacrificado para los dos porque ambos venimos de padres humildes, de abajo empezamos. Yo estuve 15 años vendiendo en la vereda y después de mi esfuerzo pude comprarme un local donde tengo mi fábrica”, finalizó.

SEIS HIJOS

Junto con su marido, doña Vidalina crió seis hijos a quienes hicieron estudiar de su negocio y su esfuerzo.

ESTUDIAN

Uno de sus hijos estudia Contabilidad, otro sigue los pasos de su papá con Veterinaria y otro está en la Caminera.