Hace un mes que contacté por mensajes con un señor de 44 años, nos encontramos y vivimos un lindo romance con promesas de algo más serio. Todos los días nos comunicábamos por teléfono hasta que me sugirió conocernos personalmente, así fue que llegó a casa, le agradó a toda mi familia y me pidió sin vueltas para que seamos novios. No te imaginás las cosas lindas que me dijo, ahora si que me dice que tiene poco tiempo para mí, cómo puede cambiar tanto una persona.

Todo marchaba bien, la comunicación era intensa, compartíamos cosas, hasta que desde el fin de semana ni caso me hace, me cansé de mensajearle sin recibir respuesta. Ahora lo que hice fue borrar su número de mi celular para no buscarlo más.

Decíme, por qué tienen que ser así los hombres, por qué tienen que mentir o, yo nomás soy tan crédula que puedo aceptar todo lo que me dicen. No puede venir por culpa de su trabajo, que casi ya no tiene tiempo… lo que no entiendo es por qué me acostumbró de una forma tan especial y cambió conmigo…

Lo primero que le pregunté cuando empezamos fue si él se casaría conmigo y me respondió que estaba dispuesto a hacer cosas que nunca hizo por nadie, qué sí. Tanto así puede un hombre ¿mentir?

GLORIA, DE ITAUGUÁ, 46 AÑOS.

RESPUESTA: Todo silencio y alejamiento tiene su motivo, podés pensar miles de cosas, pero la única persona que te puede decir lo que pasa es él. Mientras tanto, tratá de equilibrar tus emociones, lo que te pasó tal vez te sirva para aprender algo. La confianza en uno mismo y en los demás es un valor importante, se genera desde muy pequeño, si alguien pisotea ese valor por más difícil que parezca, tenés que recuperarlo. La próxima, seguro tendrás más cuidado para dejar entrar a un extraño en tu vida. Es lindo dibujarse un mundo donde exista el príncipe azul o la princesa de los cuentos dorados, pero hoy día el mundo exige soñar sobre una base de realidades. Tendremos que trabajar más esa autoestima, aumentar la seguridad en tu potencial y ensayar habilidades sociales para que a la hora de la verdad, sepas cómo dosificar las ilusiones, que dentro de todo son parte de la vida.