Allá por el 2007 ingresaba de forma silenciosa a nuestro país sin pedir permiso. Hoy, ya es toda una plaga que le funde la vida especialmente a los jóvenes. Es que no perdona. Ataca directamente el sistema nervioso, lo que produce la inmediata adicción con la primera “probadita”. Según los expertos es muy difícil dejarla por su daño neurológico. Hablamos del “crack”, o como lo llamamos en nuestro país: chespi.

Su bajo costo favorece a la pronta proliferación entre los adictos. De fácil acceso, pero con la puerta de salida escondida en alguna parte del cerebro humano, esta droga rápidamente colonizó en los bosques de concreto de las principales ciudades del país. Principalmente en Asunción.

Es la “pasta base de cocaína” o también conocidas como “crack” o “ chespi”, altamente adictiva desde el primer momento, lo que la diferencia de las otras drogas de bajo costo.

¿Por qué se lo llama crack? La respuesta que dan los agentes de Antinarcóticos de la Policía, es por el sonido que emiten las bolitas al quemarse.

Su bajo costo y su rápida adicción son las mezclas perfectas para los microtraficantes que ven en esta droga un buen y lucrativo negocio, ya que desde 5.000 guaraníes se puede conseguir una dosis que dura unas tres horas como máximo antes de caer en la etapa de abstinencia, en la cual el adicto entra en una desesperación y termina vendiendo o cambiando todo lo que tiene por adquirir otra dosis que “necesita”.

En pocos meses terminan quemando el “chip”, que la manera en la que los agentes mencionan el daño que le causa al cerebro. En seis meses es capaz de tocar fondo y provocar serios daños irreparables que desembocan en serios trastornos psicológicos.