CON MELANCOLÍA. Lorena Azucas recuerda a su fallecido padre, don Rubén Azucas, el popular “Kichiro”, quien mañana debía de cumplir un año más de vida

RECUERDOS. Quién no recuerda aquellas fiestas enormes que eran animadas por el popular “Kichiro”, uno de los inolvidables precursores de la cachaca en nuestro país.

Hoy, su niña de toda la vida, Lorena Azucas, en entrevista con Crónica, realiza un recorrido por el recuerdo del animador, quien la introdujo al mundo del baile desde muy joven y hoy día es toda una diva del arte y la televisión.

La capa en danza recuerda, entre otras cosas, la manera de ser de “Kichiro”, sus enseñanzas y hasta su relación con los pretendientes.

– ¿Qué es lo que extrañás de tu papá?

– Hace muchísimo que trato de recordarlo solo en mi corazón y no pensarlo a mi papá, me trabaja mucho y me cuesta hablar de él. Puedo decirte que extraño sus consejos, exigencias –porque era muy exigente–, además extraño sus auxilios, su voz.

– ¿Cuál es la mejor enseñanza que te dejó como padre?

– Me enseñó a ser una persona de bien en el sentido personal y el laboral, siempre había muchas cosas que no le gustaba de mí, cómo hablaba, cómo me expresaba, pero siempre le hacía caso. Con decirte que se preocupaba hasta de mi cabello, los peinados que lucía en mis shows. Recuerdo que me decía “Lorem”, en vez de Lore.

– ¿Cómo era Kichiro?

– Fue un excelente padre de familia, no nos hizo faltar nunca nada. Teníamos alimentos por bolsa, se iba con mi mamá al mercado bien temprano por la madrugada. La heladera siempre estuvo llena, es más, ponía alimento en otras bolsas e iba a regalar, él daba y daba a los demás.

– ¿Cómo se manejaba con los pretendientes?

– Te cuento que novio no podíamos tener, yo trabajaba con mi papá y vivía controlada todo el tiempo. Él, de reojo nomás pillaba que yo ya me gustaba del que hoy es mi esposo y le tenía cortito (risas). Apenas le dejó llegar a casa, pero eso sí, tenía un horario que no podía pasar, o sino, mi novio ya sabía (risas).

– ¿Cuánto cambiaron las fiestas en comparación a tu época como bailarina?

– Muchísimo cambiaron las fiestas. En mi caso como bailarina, te puedo decir que hoy se ve a chicas menor de edad trabajando solas por la noche. Hay mucho libertinaje, cada uno hace lo que quiere y eso es algo que lamentablemente viene de los padres. Como te digo, con “Kichiro” nosotros crecimos de una manera muy distinta. Ahora de grande, de vieja, desde mis 14 años sigo pensando en las cosas que me decía mi papá.

– ¿Qué podes decirle hoy antes de su cumpleaños?

– Que le adoro, le recuerdo siempre y que hoy entiendo que todo lo que hacía con nosotros no era exigencia, sino que él sabía que todo eso nos convenía. A mis 41 años sigo pensando en las cosas que me decía mi papá.