• Ella dijo que desde que perdió un buen trabajo que tenía por culpa del vicio, hasta se puso violento con ella y con los hijos que tienen en la pareja. Su relación tiene ya varios años. Ellos viven un matrimonio que más bien es la antesala del infierno, donde cada día que pasa las discusiones y peleas son las principales protagonistas de una relación que ya llegó a un punto donde los momentos de felicidad no pasan de ser buenos recuerdos.

La bebida tiene mucho que ver en todo esto. Mi marido se volvió un alcohólico y eso hasta le costó un buen trabajo que tenía, y con el que mantenía a la familia de una manera excelente. Nunca nos hacía faltar nada, pero su amor al vaso fue más fuerte que el que sentía por mí o por los dos hijos que tenemos en este matrimonio, y lastimosamente todo se fue perdiendo.

Al perder su buen trabajo y ahora hacer solo algún que otro trabajito como gestor, hace que la plata ya no alcance. Eso lo pone violento. Nos maltrata mucho a todos los de la casa y me da miedo. Me acusa a mí de que como él ya no tiene la plata que antes tenía yo me ando acostando con quien sea para que no me falte nada. Y eso me cansa. Me acusa de salir permanentemente a buscar hombre para hacerme de plata.

Pero esas acusaciones solo vienen cuando toma. Si agarra un vaso ya empieza a cambiar conmigo.

Empieza la tortura psicológica, se acuerda de todo mi pasado, de lo que no me perdona, o si lo ofendí en algún momento, pareciera que tiene todo anotado y cuando toma saca para recordármelo.

Vivimos mucho tiempo bien hasta hace unos años. Al perder ese trabajo que dije, él se deprimió bastante, le costó encontrar otro trabajo hasta que se metió de gestor.

En fin, él tiene plata, pero gasta más en bebidas que en la casa y yo muchas veces me vi en figurillas porque no tengo para el pan ni la leche, solo cocido negro alcanzamos a cenar. Yo tengo que ver la forma de hacer algunos guaraníes para que a mis hijos no les falte nada. A veces como limpiadora, otras vendiendo cosas que tenía de hace muchos años. Alguna solución siempre le tengo que encontrar. Pero ya no aguanto más, sinceramente estoy destruida por dentro y no tengo más fuerzas. ¿Qué puedo hacer?

CELINA, DE ASUNCIÓN, 43 AÑOS

RESPUESTA: Vivir presa del miedo no es una posibilidad que deberías aceptar como válida. La vida hay que saber disfrutarla, y tratar de pasarla lo mejor posible, sobre todo cuando hay criaturas de por medio. Es por eso que si te rodea esa violencia que describís, es momento de hacer algo. De actuar.

Siempre que uno de los dos está “preso” en el mundo de los vicios, el sufrimiento estará presente, por todo lo que representa ese mal, sobre todo cuando se trata de alcohol. Lo mejor que podés hacer es hablar con tu pareja y que de una vez por todas acepte que tiene un problema.

Tenés que hacerle notar lo importante que sos en su vida. En lugar de seguir soportando, es mejor ser protagonista de un cambio que puede redundar en la felicidad no solo tuya, sino de toda tu familia. Nada es imposible, proponete a salir adelante.