Estas cosas tiene el fútbol. Siempre hay revancha y Olimpia disfrutó eso ayer ante un Rubio Ñu errático. Las casi diez mil personas querían ver otra cosa con Néstor Ortigoza en cancha, como también disfrutar de la vuelta del “10” William Mendieta. Eso es innegable. Pero el que se robó el espectáculo fue el delantero Wálter González.

Cuando el juego estaba parejo, Néstor Camacho robó un balón en mitad de cancha y adelantó para que del resto se encargue Wálter. El delantero se valió de su potencia y clavó un misil con la zurda, a pesar del achique de Torresagasti.

A partir de ahí se calmó el ambiente para el local. Ortigoza comenzó a manejar el medio con más libertad y en contrapartida el rival entraba en el terreno de la imprecisión. Otra siesta de la defensa ñuense, para que Julián Benítez deje mano a mano a Wálter, quien de cachetada volvió a anotar y extender su racha goleadora.

Pero quedaba algo más. Tras la expulsión de Pedro Benítez, la bandeja estaba servida para el Decano. Éver Almeida tomó una decisión popular y mandó a la cancha a William Mendieta, quien se encargó de cerrar la fiesta. Pero ojo, mucho que ver tuvo el portero Torresagasti, que intentó salir jugando y dejó el balón para el “10”. Bien como lo sabe, colocó a un costado e hizo realidad su vuelta soñada a las canchas.

WÁLTER GONZÁLEZ

Instaló tranquilidad en un momento clave, con dos goles propios de un goleador nato.

ENRIQUE CÁCERES

Correcto en el balance final, aunque se le escaparon algunas amonestaciones.