• APUNTARON A LOS NIÑOS. Los infelices amenazaron con disparar en la cabeza a los menores si no daban la plata

ENCARNACIÓN. Ni en diez tomos de libros de terror se va a poder describir la situación horrorífica que vivió una familia encarnacena cuando un grupo de malandrines ingresó a su casa en plena luz del día, a eso de las 9:30 horas de ayer.

Justo cuando algunos miembros de la familia Duarte se preparaban para aplicarle un tereré refrescante, lo que solo parecía verse en películas de acción se hizo realidad. Los visitantes se introdujeron de imprevisto con una violencia que ni los villanos de la ficción usan.

Reunieron a todos los presentes para exigir la entrega de toda cosa de valor que poseían en la vivienda. Los juntaron en la sala y para ablandarlos, los delincuentes actuaron con tremendo salvajismo: una de las víctimas fue herida en la espalda con un cuchillo, otros golpeados y hasta ¡les apuntaron con armas en la cabeza a los niños! Pero ojo, no en joda, porque estos tilingos desgraciados gatillaron, pero las balas no salieron.

La abuela de la casa sufrió en carne propia los rigores del asalto. La acostaron a base de apysa rapo, lo que le obligó a ponerse cuerpo a tierra, a pesar de sufrir de presión alta. Los desagraciados se apoderaron de 2.500.000 guaraníes y 4 mil pesos curepas, que iban a ser utilizados para comprar mercaderías de curepilandia. Además se llevaron 4 celulares.

Vendedores de ropa

El dinero hurtado por los maleantes era para comprar vestimentas en curepilandia, para volver a venderlos acá.

Aguantó el maltrato

La matriarca de la familia Duarte, a pesar de su edad y su estado delicado de salud, aguantó anga los tongos que ligó.

¿Hay amenaza de venganza?

Los miembros de la familia secuestrada, golpeada y robada habrían asegurado que conocen a uno de los que ingresaron a su propiedad; es más, uno de los familiares he’i ñe’êmbeguépe que van a llegar hasta lo último para encontrar a estos delincuentes, que tienen en zozobra al citado barrio desde hace bastante tiempo ya. Los delincuentes habían llegado a la vivienda a bordo de dos motocicletas que luego fueron encontradas abandonadas en las inmediaciones de la iglesia San Roque González de Santa Cruz, a unas pocas cuadras del lugar del ilícito. Las motos fueron incautadas por las autoridades.