SAN LORENZO. Por un momento, cientos de almas se olvidaron del sufrimiento que a diario deben soportar en la zona de obras del metrobús. Las caras largas cambiaron por ojos bien abiertos y bocas impactadas. Los plagueos se convirtieron en súplicas al de arriba y los corazones se detuvieron por un segundo cuando un enorme chispazo marcó un antes y un después en un obrero.

Eliodoro Santos (33) estaba trabajando en lo alto de una de las columnas de la ANDE, donde la idea es mudar todo el cableado para permitir la mejor circulación de los vehículos. En un momento dado fue una especie de fusible humano entre dos cables de 23 mil voltios. El shock eléctrico fue tremendo. Después de la brutal “patada” que recibió, quedó petrificado.

Rápidamente los compañeros de trabajo acudieron en su auxilio. Lograron “despegarlo” prácticamente del lugar en donde quedó y lo bajaron a nivel de tierra.

Una patrullera de la Comisaría Primera actuó de ambulancia para acelerar su asistencia, siendo llevado al Hospital del Quemado, atendiendo a la gravedad de su caso. Eliodoro tenía los brazos muy deteriorados así como también el pecho y la espalda. Es casi un milagro que siga vivo.