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Hace 40 años don “Monge” pedalea por su profesión

Hace 40 años don “Monge” pedalea por su profesión
  • HERENCIA. Heredó la profesión de zapatero de sus padres y abuelos

VILLARRICA. Su nombre es Pedro Mongez Martínez (67), pero sus amigos y vecinos lo conocen como don “Monge”. Él es uno de los zapateros más antiguos del Mercado N.º 1 de Villarrica, incluso de la misma ciudad. Su vocación la aprendió de sus padres y abuelos, pues todos eran zapateros.

La profesión se fue extendiendo de generación a generación y aunque la competencia y aparición de zapateros “modernos” hizo que las ventas bajaran bastante, para don “Monge” es más que un trabajo, es su pasión y nunca pensó en abandonar el oficio.

Todos los días pedalea su bicicleta Hércules para llegar a su puesto de laburo, unos 30 minutos ida y 30 minutos vuelta, su fiel compañera hace 40 años, tiempo en el que se iniciaba en el rubro de la zapatería. Su inversión fue de 40 mil guaraníes por el biciclo, una suma muy ínfima para esta época pero muy significativa para aquel entonces, según lo relató don Pedro.

A esta bici le falta hablar nomás ya”, manifestó al tiempo de asegurar que es bastante resistente y que tiene un valor sentimental muy grande para él. Recordó sus comienzos como zapatero, según él era una buena época. “Antes casi no había competencia, era casi el único acá, después -de repente- ya había muchísimos zapateros y ahí empezó a decaer la venta”, dijo.

Su amor a la profesión es hereditario he’i, ya que tanto su papá, su mamá y sus abuelos fueron zapateros y así también fue con las generaciones pasadas, he’i. “Varias generaciones, ya que venimos heredando la vocación”, aseguró. Comentó también que tiene cinco hijos y varios de ellos también trabajan con él, heredando la misma profesión.

PASIÓN. Su pasión a la profesión hace que haga su trabajo con el mayor esmero.

Los nuevos no hacen bien su laburo, he’i

Don “Monge” explicó que últimamente aparecen zapateros nuevos que no hacen el trabajo como debe ser. “Vienen con técnicas nuevas supuestamente, pero no hacen como tienen que hacer su trabajo”, he’i.

Pese a que la sitú está difícil, su experiencia le regaló una clientela bien formada. “Hace tiempo tengo todos mis clientes que cada tanto vienen porque ya me conocen”, dijo.

Finalmente, recordó que anteriormente la mayoría de los mercaderos se movilizaban en burro o bicicleta, o algunos caminando, pero ahora muy pocos mantienen la tradición como él.

Con el tiempo agarró otro rubro para “salvar el día”

Años después de dedicarse a la zapatería, anexó a su puesto un negocio de carbonería. “El dueño de la carbonería murió y su hijo como me aprecia y confía en mí me pidió que yo me encargue y ahora el negocio lo llevamos juntos”, dijo.

Comentó que ahora le viene bien manejar ese negocio, ya que el rubro de la zapatería no tiene la misma demanda que antes. “Agana’ive ramo’ã (iba a ganar menos poco)”, dijo.

Don Mongez vive en el barrio Tuyutimí, de Villarrica, donde se crió y se malcrió hasta ahora.

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