• FAMILIA. A pesar de los años y la mala fama que las personas dan al lugar, el karai aún sigue viviendo en el lugar

CHACARITA. Al ingresar por un estrecho pasillo al costado mismo de la cancha de Resistencia, en el populoso barrio Ricardo Brugada, más conocido como la “Chacarita”, se encuentra la casa de don Milán Martínez, uno de los pobladores más antiguos de la zona.

Con una amabilidad intachable, don Milán contó que “hace 79 años vivo en el barrio”. Acá se formaron sus más bellos recuerdos ya que ahí fue donde nació, se malcrió y hasta ahora sigue viviendo.

“Mis padres luego eran chacariteños. Yo acá también nací y desde entonces sigo estando en la casa que era de ellos. Es la casa más vieja de la zona”, contaba don Milán, quien está casado hace 48 años.

Con una voz suave y acomodándose bien el quepis que lo protegía del sol, contó que desde siempre le gustó estudiar, ya que durante más de 20 años fue ayudante de cátedra en la Facultad de Politécnica, que anteriormente se llamaba Instituto de Física y Química, además de haber estudiado Ingeniería Civil y ser empleado durante 32 años de la Administración Nacional de Electricidad (ANDE), donde se desempeñaba como topógrafo.

“Mi nivel económico antes era de pobre para arriba, porque mi papá siempre fue trabajador. Primero fue albañil y después se convirtió en comerciante y yo desde joven siempre ya estudiaba”, contó don Milán.

Resaltó que siempre hay versiones de que en la Chacarita están los marginados, pero él, viviendo hace casi ocho décadas en la zona, contó que nunca se sintió con temor hacia nadie porque siempre fue un buen joven y el cariño que la gente sentía por su papá era muy grande.

“Hay mucha buena gente en este lugar. Trabajadora y honesta. Yo nunca sentí presiones de gente porque dentro de la casa papá tenía muchos amigos. Además era muy dedicado al fútbol en el barrio y su generosidad era muy grande”, decía don Milán recordando a su querido padre.

Exjugador del club Resistencia

Don Milán contó que durante toda su juventud fue jugador del club Resistencia, cancha que se encuentra dividida con su casa por un pasillo. Es por eso que lo desborda una pasión cada vez que tiene que jugar de local con su querido “Celeste”.

“Nunca llegué a jugar en primera, pero siempre estaba ahí. Desde hace como 5 años que ya no voy a los partidos porque ya no veo bien y eso me dificulta mucho”, comentó Martínez, en medio de risas, pero asegurando que “igual por los gritos sé si vamos bien o no”.

APODO

Don Milán contó que sus compañeros de trabajo le habían puesto “Tachuela” de apodo, porque le decían cabezón y petiso.

BAJO AGUA

La inundaciones son normales en ese lugar. Recuerda que en 1983 y 1992, años más críticos, tuvo que abandonar su casa.