• A LA ESPERA. Luego del incendio del Bloque C, muchos perdieron prácticamente todo y esperan que con las fiestas vuelva la venta

La vida siempre da oportunidades, y eso es lo ven en estas fiestas muchos vendedores que fueron afectados por el reciente incendio del Bloque C del Mercado de Abasto: una oportunidad para resurgir de las cenizas.

Algunos de los permisionarios perdieron prácticamente todas sus mercaderías en el siniestro, por lo que arrancar nuevamente les representa un enorme sacrificio y mucho empeño.

Algunos están colocados desde hace un tiempo en casillas, otros bajo una carpa grande que se instaló en el mismo predio. Gustavo Palacios y su esposa Celeste, están en la carpa, mientras recuerdan aquel momento, hace 16 años cuando empezaban de cero. “Era difícil, yo empecé como secretario y luego me animé a abrir mi propio puesto. Empecé el negocio yo y un tiempito después se acopló mi señora. Es la segunda vez que empezamos de cero”, relató Gustavo a Crónica.

He’i que de no ser por los buenos amigos no iba a poder comprar las mercaderías para comenzar de nuevo. “Con dos millones y medio empecé otra vez. Un grupo de amigos que supieron lo que pasó me ayudaron. Hay quienes no están abriendo (compañeros) porque no tienen capital”, lamentó.

Ahora lo único que pide es que la gente opte por el mercado para hacer sus compras de fin de año, aprovechando el cobro del aguinaldo. “Vengan a comprar las frutas, verduras, hortalizas y todo lo que necesiten. Es la mejor forma de ayudar. Además de que tenemos buenos precios”, invitó el vendedor.

Finalmente dijo que si bien no van a recuperar lo perdido, están agradecidos a Dios por esta segunda oportunidad de volver a comenzar y sobre todo porque no estaban dentro cuando ocurrió el incendio.

UN AÑO

La reconstrucción del Bloque C llevaría unos doce meses, según lo que informó la Municipalidad de Asunción.

10 AÑOS

En una década se dieron dos grandes incendios en Bloque C del Abasto: en abril de 1997 y en octubre del 2017.

SE QUEDAN LAS 24 HORAS A CUIDAR SUS PUESTOS

Doña Cándida de Bogado tiene 36 años de antigüedad en el Abasto y es la segunda vez que pasa por esto. “Nos estamos quedando las 24 horas a cuidar nuestro puesto porque nos roban todo los que están acá de noche”, contó a Crónica.

He’i que por día se turna con su marido para quedarse a dormir ahí. “Es difícil, mberu mante henyhe (mosca nomás lo que hay), pero qué le vamos a hacer. Así vamos a andar hasta que se habilite de vuelta nuestro bloque”, dijo.

Comentó que varios de sus compañeros que no se quedan a dormir allí ya fueron víctimas del robo de sus mercaderías.