El consumo de agua es esencial para evitar la deshidratación, contrarrestar los embates del calor y mantener el buen funcionamiento del intestino. En contrapartida, su falta puede producir en el organismo, además de deshidratación, incremento del nivel de glucemia (azúcar en sangre), en el caso de los diabéticos puede ocasionar descompensación.
Para que el cuerpo se mantenga hidratado se recomienda beber de 2 a 3 litros de agua por día y no menos de esto.
Expertos sugieren que en temporadas donde se observa altas temperaturas es necesario beber más agua que de costumbre y no esperar a tener sed, ya que esta condición se presenta cuando el cuerpo manifiesta deshidratación.
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