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«Me decía ‘vamos a salir de esta'», he’i: Lorgia contó ¡todo!

«Me decía ‘vamos a salir de esta'», he’i: Lorgia contó ¡todo!
  • ATAQUE A SALVADOR CABAÑAS. Ocho años después, su expareja, Lorgia Alonso, revela detalles hasta acá desconocidos
  • BAR-BAR. La salida fue porque familiares de Paraguay estaban de visita y “Chava” les llevó a conocer uno de los lugares más exclusivos de la noche mexicana

Los recuerdos del 25 de enero del 2010 vuelven fotográficamente en caravana. Como en cada aniversario del ataque al “Mariscal”. Y en la voz de María Lorgia Alonso rasgan de nuevo la memoria, reinstalando en el imaginario aquel domingo de terror en un bar de México, cuando Salvador Cabañas estuvo al borde de la muerte por un disparo en la cabeza.

Sin secretos y puntual, la exesposa fue al hueso y afrontó, como pocas veces, un tema tan delicado como espinoso. Revolviendo heridas que no cicatrizan, permanentes como las sensaciones de angustia.

Como nunca antes había hablado, María Lorgia hiló detalladamente la velada. De cómo se fue dando la noche en el bar Bar, uno de los circuitos más exclusivos de los famosos en el DF. 

Tras la invitación, y haber llegado al lugar, “la noche iba transcurriendo normalmente. Al llegar, él pidió una botella de whisky y estábamos tomando los tres. En un momento, él estaba ya medio mareadito y en una de esas quiso ir al baño”, reveló por primera vez.

“Nos vamos juntos. Él al de caballeros y yo al de damas. Cuando yo entré, escuché un ruido… Jamás me imaginé que era Salvador”, afirmó María Lorgia. “Cuando salí, fui hasta el baño de caballeros a preguntar por él y me dijeron que ya bajó. Voy junto a Amancio (que quedó abajo) y le pregunto por Salvador. Me dice que aún no bajó. En ese momento se apaga la música y dicen que algo pasó en el baño, entonces subimos a ver qué ocurría”, relata Lorgia. A partir de ahí, una pesadilla. Un antes y un después que marcó para siempre su vida. Pero aún así, lo que más le conmovió fue, que a pesar de la gravedad de la herida, “en todo momento me decía ‘vamos a salir de esta’”.

CHUCHI

MALDITO LUGAR. Este es el lugar
donde todo sucedió aquella noche.

El bar era exclusivo, solo entraba gente famosa. Salvador era uno de ellos, y de los más distinguidos.

Una invitación a la visita para conocer “la noche”

Cabañas, máxima estrella del América de México, invitó a la “parentela” que viajó desde Paraguay a conocer los secretos de la noche azteca. Reservó un box en una discoteca excluyente… y peligrosa. “Era un domingo. El sábado él tuvo un partido, y fue a entrenar el domingo. Estaban de visita Mabel, la hermana de Salvador, y el cuñado Amancio, que vinieron de vacaciones. Él quería mostrarle la noche. A la discoteca iba a ir solo con Amancio, yo no porque al otro día era lunes y Santiago (el hijo) tenía que ir al colegio y tenía examen. Pero Salvador insistió tanto que al final decidí irme con él. Nos fuimos los tres”, contó la mujer, recordando el porqué se dio todo en ese horario.

Estaba lúcido, enojado y mostrando “ese” dedo

Tras la invitación, llegó la hora de partir. “Nos reservaron una mesa. Ahí solo iban artistas y famosos. El administrador ya nos estaba esperando. Llegamos cerca de las 12:00 y él empezó a firmar autógrafos”, recuerda la expareja del futbolista.

Ese lindo recuerdo rápidamente se transforma en uno doloroso. Tras el ruido, Lorgia sabía que algo pasó. Tenía una corazonada. Y no falló. El administrador iba y venía desesperado y a cada rato le decía a la mujer que ya llegaría la ambulancia. 

“Llegaron los paramédicos y no nos dejaban entrar al baño. Empujamos la puerta y ahí vimos a Salvador. Estaba en el piso, tenía sangre en la cabeza, estaba enojado, sacando el dedo del medio y diciendo groserías”, graficó la entrevistada.

“Estaba ya un poco tomado y el otro apuntándole”

Como nunca antes,
Lorgia contó algunos
detalles que nunca
se habían revelado
sobre esa
noche.

Lorgia dijo no saber qué pasó en el baño, pero que según declaró el cuidador, al entrar Salvador un joven le reclamó por qué no hacía goles.

“Cuando escuché el ruido, pensé que seguramente alguien rompió algo en el espejo del baño de los caballeros. Intenté salir y había una cuidadora que me retuvo porque me dijo que había pasado algo”, recuerda Lorgia.

En medio de una gran confusión, de idas y venidas, recuerda lo que le contaron que pasó. “Salvador estaba ya un poco tomado, y el otro apuntándole. Dijo que le iba a disparar y Salvador le respondió ‘jálale, jálale’”. Y el “JJ”, el principal sospechoso del crimen, jaló.

“No le pegaron, le dispararon”

“No podía entrar. No me dejaban. Al rato ya le sacan a Salvador en camilla y el administrador me dice que declare que todo ocurrió afuera, pero en ese momento yo no sabía qué había pasado”, agregó Lorgia, quien siguió a los médicos y subió a la ambulancia que transportaría al jugador hasta el hospital. “Vamos a salir de esto”, repetía Salvador en la ambulancia. “Ahí le pregunto al médico con qué le pegaron y me respondió: no le pegaron, le dispararon. Me sorprendió porque Salvador estaba lúcido”.

Al llegar al hospital fue donde Salvador empezó a convulsionar.

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