–Los abuelos les consienten todos los caprichos y no dudan en no respetar las normas de los padres sobre que no pueden comer tal cosa o que no se les puede comprar todo lo que desean.

–Se presentan en numerosas ocasiones en casa sin avisar y en horarios de comidas o cenas que alteran los hábitos que se tienen en el hogar.

–Cuando los padres riñen a los hijos, en lugar de callarse, optan por manifestarse defendiendo a los nietos.

–Cada vez que los padres de los pequeños realizan alguna acción con respecto a esos empiezan a decir que eso no se hace así.

–Los abuelos también pueden entrometerse manifestando en todo momento que los padres de los niños no han elegido bien la ropa de estos, lo que comen, las rutinas, la guardería…

–Intentan imponer sus maneras de pensar o actuar con respecto a las normas que deben cumplirse en casa, los comportamientos que deben tener los niños o los valores que se les deben inculcar.

QUÉ HACER: todas esas maneras de entrometerse que pueden tener los abuelos requieren que los padres tengan que actuar.

En concreto, entre las herramientas que deben utilizar para evitar conflictos de ese tipo se encuentran el diálogo que sin dudas es el principal recurso que los padres deben usar con los abuelos. Hay que exponerles que no pueden entrometerse en las decisiones que toman y tampoco deben contradecirles delante de los niños.

También sería bueno poner límites. Por ejemplo, se les puede indicar a los mayores que cuando vayan a visitar a sus nietos avisen previamente. Y por último, la negociación, para que lleguen a acuerdos respecto a aspectos comunes sobre la educación de los hijos que todos respetarán y cumplirán. Para lograrlo, ambas partes deben poner de su parte.