FRANCIA. Toda la familia feliz estaba reunida alrededor de la famosa pileta para el bautismo del más chiquitito. Un bebecito estaba por recibir a Jesús, le derramaron el agua y la criatura empezó a llorar amares en el brazo de su madrina.
Primero el pa’i quería tranquilizarlo con caricias y abrazos. Pero de a poco se iba impacientando, tanto el bebé como el sacerdote. “Voy a hacer una marca acá”, dice el pa’i mientras hace la señal de la cruz en la frente del bebé para luego seguir diciendo “vamos abrazar a Dios porque te vas a calmar”, seguía diciendo el representante de Dios, pero con menos paciencia.
Hasta que se siente un “plis!”, el pa’i le metió una cachetada nde’ava al pobre bebecito mientras que los padres y padrinos saltaron del susto.
El sacerdote siguió hablándole al niño y sosteniendo con rudeza la cabeza, hasta que el padre reacciona y se lo quita de los brazos.
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