
Prestaron el salón bicameral del Congreso para una Conferencia Internacional de Pastores referente a familias ndaje. Todo iba bien hasta que de repente unos pastores evangélicos empezaron a orar, algunas personas saltaban, bailaban y alababan. Lo que se pensaba que iba ser un congreso tranqui, se convirtió en un evento evangélico de sanación, donde incluso hubo personas que convulsionaron en el piso. ¡Ñandejara!
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