Gladis Jadiyi Valtz (56) dirige su mirada suave al interlocutor mientras los recuerdos le dan vueltas en la cabeza. Pasaron un poco más de 24 años desde que volvió a caminar sola -luego de estar postrada a una silla de ruedas-, después de que los médicos le dieran mínimas esperanzas.

“Dicen que la fe mueve montañas y mi caso es eso, una cuestión de fe”, dijo. Las provisiones científicas no se cumplieron. Al contrario. De un día para el otro, doña Gladis mejoró y volvió a andar sin que los doctores pudieran dar una explicación al asunto.

“Lo que la Virgen hizo en mi vida logró que me reafirme en mi fe. ¿Y cómo no voy a estar aquí agradeciéndole en esta fecha tan especial?” dijo en medio de un enorme grupo de personas que oraba sin parar en la parroquia Medalla Milagrosa, de Fernando de la Mora, durante el homenaje a la Virgencita en su día.

“La Virgen obró en mi vida en dos situaciones muy fuertes que me tocaron pasar”, contó ña Gladis. “Hace 24 años (ya tenía dos hijos) deseaba con todo mi corazón tener una hija, pero -según los médicos- eso era imposible porque tuve una complicación en el parto con mi segundo hijo. Y fue allí que doblé rodillas y le pedí a la Virgen ese milagro. Y sí, al año siguiente nació Johana Patricia”, contó emocionada.

“Pero mi felicidad se vio interrumpida un tiempo. Es que después de tenerle a ella yo quedé sin poder caminar. Una hernia que oprimía mis nervios sobre mi columna me impedía hacerlo. El médico especialista me dijo que solo su bisturí podía devolverme las piernas y eso significaba una operación, que tampoco garantizaba nada. Y un día decidí venir acá a la parroquia y me postré a la Virgen y le pedí volver a caminar. Y ese mismo día ¡caminé!, sin operación ni nada de eso, ella me sanó”, finalizó.

Cumple una función: servir a la Virgencita

“Gracias a la Virgen volví a caminar. Ella es muy milagrosa”, agregó ña Gladis, quien es ama de casa, pero a la par cumple otra función: servir a la Virgencita.

La mujer se volvió fiel devota de la Medalla Milagrosa y hace varias décadas que ac­tiva en la parroquia. “Soy de Fernando de la Mora, y soy catequista aquí en la parroquia y también estoy en un grupo misionero. Todo es gracias a la Virgen”, explicó.

“Mis hijos Francisco Jaime (35), Giovanni Rubén (30) y Johana Patricia (24) y mi marido son todos devotos también. Somos muy bendecidos”, finalizó.

Desde niña conoció el amor de la santa

Doña Marta Rosa Aguilera (78) camina lento y se une al grupo de gente que está dentro de la parroquia y se dispone a rezar a la Virgen de la Medalla Milagrosa.

La abuelita ríe, no para de hacerlo. Su alegría contagia paz, tranquilidad. “No podía faltar a la fiesta de nuestra protectora, que cuida de todos nosotros”, dijo.

Doña Marta comentó que desde que tiene 8 años sirve en la parroquia. “Hace 70 años que sirvo aquí. Todo lo que yo tengo se lo debo a ella, a la Virgen de la Medalla Milagrosa. Soy muy bendecida y mimada. Nunca tuve problemas de salud gracias a la santa bondad de la Virgencita”, dijo la devota.

“Tengo dos hijas, nietos y hasta bisabuela ya soy, ¿qué más puedo pedirle a ella? Soy muy feliz”, finalizó.