“Buen día, Dios les bendiga, siéntense, están en su casa”. La orden que rebosa ternura es de don Clemente Silva, quien como buen pastor atiende a sus visitas con paz y mucho afecto.

“Lo que hice no tiene que ser noticia. La plata pertenece a mi prójimo trabajador, ¿cómo me iba a quedar con ese dinero ajeno?” dijo, mientras dominaba la atención con la mirada y movía los brazos como si fuera director de mil orquestas.

El don encontró en plena calle una billetera repleta de dinero y antes de quedare con lo ajeno buscó al propietario y se lo devolvió, y con su acto dio una lección de honestidad a muchos que desconocen esa palabra.

“Simplemente obré como me enseñaron. En ningún momento pensé esto es para mi aguinaldo o para mi pan dulce, lo primero que pensé fue que esto es de mi prójimo trabajador; por lo tanto, le voy a devolver, porque nuestros abuelos nos enseñaron así. La tranquilidad de hacer las cosas bien no te la quita nadie”, dijo don Clemente.

La billetera tenía en su interior 1.270.000 guaraníes, documentos y otras cosas de valor que pertenecen a don Bernardino Fernández Meza (67), quien trabaja como mozo y parrillero.

“Yo vivo solo y esa plata era para mis gastos de Navidad. Ya lo di por perdido. Estaba muy triste, hasta que recibí la llamada de don Silva, a quien digo que es un ángel, salvó mi Navidad con su honestidad, pero por sobre todo demostró que no todo está perdido en el país.

Sigue habiendo gente como él, que no se aprovecha de una desgracia ajena para quitar provecho. Es admirable lo que hizo y le voy a estar agradecido eternamente. Es el mejor regalo de Navidad que recibí”, tiró.

Dejó su celular como garantía en una estación de servicios

“Fui a pagar unas cuentas en una cooperativa, luego -a bordo de mi moto- me dirigí a una estación de servicios en Ñemby para cargar combustibles. Al querer pagar me di cuenta que ya no tenía la billetera. Tuve que dejar mi celular como garantía por la nafta que se me cargó. Luego volví para retirar”, dijo don Bernardino.

“La verdad que la tristeza se apoderó de mí porque era mucha plata, ya lo di por perdido, pero ahí apareció don Silva, quien había sido se percató que mi número de celular estaba escrito en una tarjeta que estaba en la billetera. Llegó a casa y me lo devolvió así como estaba. Estas cosas hay que destacar porque quedan pocas personas como él”, finalizó.