“Fueron a participar de un culto de sanación y partir de ahí están así y ya no se recuperaron”, comentó la líder de la comunidad

Doña Marta Ramírez asegura que no duerme hace varios días. “Lo que sucede aquí nos tiene a todos muy angustiados y preocupados. No paramos de orar por ellos porque están sufriendo muchísimo”, dijo en guaraní.

Sus palabras reflejan lo que sucede en la zona de Riacho Mosquito, Puerto Casado, específicamente con algunos integrantes de las familias indígenas de la etnia Maskoy, de la cual ña Marta es líder. Allí, la alegría se transformó en espanto. El miedo es la “ropa” que visten los pobladores. Las sonrisas fueron desapareciendo de la cara con cada “manifestación extraña”, y fueron cambiando por unas muecas de horror, de pánico. El ambiente se volvió extraño. El aire, que allí sobra, se puso denso. Se puede respirar el temor que sale de la piel de quienes allí habitan. Parece una narración sacada de un libro de terror. Pero cada palabra es la verdad que se está viviendo en el lugar, donde la psicosis se apoderó de todos al observar un fenómeno totalmente fuera de lo común. Hace poco más de un mes que un grupo de niños, adolescentes y jóvenes sufren –en cualquier momento– convulsiones, desmayos y hasta hablan de manera rara e incomprensible. Recién en las últimas horas se dio a conocer el hecho. Muchos relacionan los casos con una posesión demoniaca. Que un “espíritu ñaña” se apoderó de ellos. “Se habla de una posesión diabólica. Que se apoderó de ellos un espítiru diabólico. Así nos dijeron los entendidos”, contó ña Marta con una voz que transmitía desesperación. “Ya no dormimos, por las noches en la plaza ponemos nuestros santos y realizamos cadenas de oraciones por ellos”, finalizó.

“Culpan a una secta que se instaló en la comunidad”

Doña Marta comentó al comunicador Arnaldo Laguna, que en diciembre del año pasado, los afectados fueron a un culto de sanación realizado por una iglesia y que desde esa vez se comportan de una manera extraña. “Fueron a participar de un culto de sanación y a partir de ahí están así y ya no se recuperaron”, dijo ña Marta en guaraní. “Estamos orando, en vigilia”, agregó. Por su parte, la intendenta de Puerto Casado, Yudith Ferreira, contó a Crónica lo sucedido. “Ellos culpan a una secta y a su pastor que están con su templo en la comunidad hace un año aproximadamente. Contaron que todos los afectados participaron de un culto en esa iglesia, y desde esa vez empezaron a tener este problema”, explicó. “Ellos se comportan así desde la víspera de Navidad”, agregó.