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Su último gol en la canchita del barrio

Su último gol en la canchita del barrio

Carlos Gómez (20) se cansó de hacer goles en la canchita del barrio La Merced, de San Antonio. Precisamente ese sitio, en donde aún se conserva la esencia del deporte más popular del mundo, fue el “escenario” de su último grito de gol que llegó hasta el cielo.

“Se fue haciendo lo que más le encantaba, en el sitio que amaba y con quienes más le gustaba jugar, que son sus amigos”, dijo a Crónica, Elizabeth Gómez, tía de Carlos.

El joven se empezó a sentir mal mientras corría detrás de la pelota, su pasión. Al rato, tuvo que salir del partido. Se sentó al costado de la cancha para tomar aire. Para recuperarse.

Pero de golpe se desplomó. Sus amigos, desesperados se arremolinaron para ayudarlo. Otro corrió a avisar a los familiares de Carlos que viven a tres cuadras de la canchita.

“Le auxilié con su mamá y luego lo trasladamos al Hospital de Ñemby y de ahí a San Lorenzo. Batalló mucho, pero lastimosamente no aguantó y se nos fue. La causa fue aneurisma”, contó Elizabeth a Crónica.

Y en medio de ese momento tan duro, sus amigos de toda la vida quisieron rendirle un homenaje, un último tributo a Carlos, allí donde él fue feliz: en la canchita del barrio.

Hasta el recinto llevaron el ataúd del joven y simularon jugar al fútbol. La pelota la tocaron todos, desde el arquero hasta uno de los delanteros, quien recibió en el área e hizo rebotar la pelota en el cajón para que, luego, se metiera en el arco.

Así, Carlos convirtió por última vez y llenó de emoción a todo el barrio. “Desde la casa le llevaron hasta la canchita y ahí él hizo su último gol. A él le hubiese gustado que se haga así”, agregó Elizabeth.

En vida, Carlos Gómez.

La fortaleza de la familia: Su hijita de tres meses…

Carlos era hijo único de doña Patricia Gómez. “Mi hijo fue una persona alegre, sin vicios, no farreaba, su única diversión era jugar el fútbol con sus amigos. Se fue haciendo lo que más quería”, dijo.

La familia está muy dolorida, pero encuentra fortaleza para seguir en la lucha en Emma, la pequeña hija de tres meses que Carlos dejó.

“Ahora tenemos una parte de él para luchar, su hijita. Emma es nuestra fortaleza y la que nos da esas ganas de seguir para adelante, pese al dolor que sentimos”, finalizó.

Incluso el responso se le hizo en la canchita”

“El homenaje fue antes de ir al cementerio. Le sacaron de casa y le llevaron allí, incluso el responso se le hizo en la canchita”, comentó Elizabeth.

“Estamos muy agradecidos con sus amigos. El homenaje nos tocó en lo más profundo de nuestros corazones”, dijo. “Demostraron que más que amigos son familiares, son como sus hermanos.

A nosotros, ellos (los amigos de Carlos) no nos dejaron desde el momento en que él cayó en la cancha. Vienen a casa para levantarnos el ánimo, sobre todo a la mamá y a la novia de Carlos”, finalizó.

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