HONDURAS. Un preso que está recluido en una penitenciaría en Honduras comenzó a sentirse mal el miércoles, por lo que los encargados de la prisión lo llevaron a un centro de salud, pero cuando lo revisaron a la vuelta, encontraron en las radiografías algo insólito: ¡tenía una granada metida en el ano!
La escueta y confusa versión oficial difundida no aclaraba las circunstancias en que Édgar Misael Martínez se había introducido una bomba allí donde no ilumina el sol.
Según una fuente extraoficial, Martínez había declarado que salió de la prisión de El Pozo sin ningún objeto extraño en su cuerpo, pero regresó con la granada adentro, lo que fue descubierto al pasar por los aparatos de control de seguridad.
El artefacto explosivo fue extraído “sin necesidad de cirugía”, aunque siempre con “mucho riesgo”, según señalaron medios locales.
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