Justin Carter, una promesa de la música country yanqui, murió a los 35 años por un disparo que nunca debería haber salido del arma. El cantante estaba grabando un videoclip en su departamento en Texas, y llevaba una pistola en su bolsillo, a modo de accesorio.
Un movimiento accidental hizo que el arma cayera al piso y descargara una única bala que terminó con su vida. La mamá de Carter, Cindy McClellan, dijo que el accidente ocurrió el sábado y el proyectil impactó en el ojo de su hijo, que murió en el acto.
El cantante recién estaba dando sus primeros pasos en el mundo de la música country con cinco canciones que produjo de manera independiente y justo una semana antes de morir había firmado con una discográfica.
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