El mundo de Diana Ramírez Ortiz (19) gira alrededor de autos, grasa, lubricantes, aceites, bujías y pastillas de frenos.
Domina la parte mecánica. Su historia fue conocida gracias a una publicación hecha por el diario La Nación. De adolescente aprendió el oficio mientras le cebaba tereré a su papá en el taller. Desde ahí no paró y es una capa en desarmar motores y repararlos.
Y tanta repercusión tuvo la nota que una universidad privada (Universidad del Cono Sur de las Américas) decidió brindarle una beca completa para la carrera de Ingeniería Electromecánica. La joven se animó y empezó las clases.
“Pensé mil veces y también mis papás me ayudaron, me daban consejos. Me dijeron que aproveche esta oportunidad porque después iba a ser difícil y entonces me decidí”, dijo la joven. “Al principio tenía vergüenza y no hablaba con nadie, pero mis compañeros son buenos y da gusto”, agregó.
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