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HISTORIA DE VIDA: Julio González Cabello

HISTORIA DE VIDA: Julio González Cabello

HISTORIA DE VIDA. El periodista peloteril nos cuenta sobre el cambio que está experimentando en su vida

JULIO GONZÁLEZ CABELLO

“No me sentía bien, el sobrepeso llegó a afectar mi humor”

CAMBIO. En 50 días ya logró bajar 15 kilos y va por más. González nos cuenta todo el drama que venía viviendo con su sobrepeso, hasta que un día dijo: “No, ahora tengo que empezar a hacer algo por bajar de peso”

Julio González Cabello, con sus más de 120 kilos.
González Cabello, con 15 kilos menos en 50 días de tratamiento dietético que está haciendo en Ravenna.
Ahora anda con sus frutas. Está aprendiendo a comer, según le indica su dietóloga.

 

 

ENTREVISTA

El periodista peloteril de la 970 AM y conductor del programa radial “El reloj que no tuvo tiempo”, Julio González Cabello, nos habla del cambio en su físico. ¡Perdió 15 kilos! No son pocos y ya se nota el cambio en su cuerpo. Para él, esto recién comienza y va por más. “Ya estaba en un momento en que no me sentía cómodo, no me sentía bien, yo soy un tipo al que siempre le van a ver de buen humor, pero el sobrepeso ya llegó a afectar mi humor. Todo eso me llevó a tomar esta decisión de visitar la clínica Ravenna para pedir ayuda”, dijo el periodista.

¿Llegaste a subir mucho sin darte cuenta, dejaste las actividades físicas, comías mal, no te cuidabas más?

– Siempre me gustó la gimnasia, el moverme. Pero por un impedimento de nervio ciático, de hernia de disco, no podía hacer mucho movimiento. Los médicos me dijeron que es consecuencia de sobrepeso, entonces no había alternativa que perder de peso.

¿Y ahora estás renunciando a muchas cosas que te gustan por perder esos kilos que ya te estaban generando un problema de salud?

– Perder peso no consiste en dejar de comer. El secreto está en educarte para comer. A mí me faltaba educarme. Nuestro horario, por el trabajo que tenemos, es totalmente desordenado. Yo desayunaba a las 08:30, 09:00 de la mañana, apurado, era un desorden todo lo que comía; un vaso de leche, unas frutas, salía corriendo… Almorzaba recién a las 5 de la tarde. Y a la noche, después de terminar mi programa de radio a las 12:00, salía a comer una milanesa a caballo con abundante pan o galleta, y mientras esperabas te daban palitos. ¡Comía muy mal! Uno se malacostumbra. Gracias a Ravenna recuperé esa posibilidad de cambiar mi estilo de vida, por todo el equipo que tiene te van reeducando y llegás confiado, motivado… Con esa credibilidad que implica bajar de peso, comienzo bien y estoy bajando de peso.

¿Cuántos ya bajaste?

– Comencé hace 1 mes y 20 días. Llevo bajando 15 kilos.

A vos te gusta salir de noche a compartir con los amigos, a comer, a tomar… ¿cómo vas a lidiar con eso?

– Me gusta la noche, es cierto que ahora es más limitada toda la actividad nocturna porque ahora hay más compromisos laborales, hay cantidad de fútbol. Eso limita más la parte social de salir, de estar con los amigos. Pero no obstante, uno tiene que educar la mente. Siempre hice dietas, solo que ahora con recomendaciones de profesionales, con una metodología mucho más moderna. Vos tenés que saber qué comer, podés comer un par de huevos, un bife a la plancha, una tapa cuadril con una buena ensalada, con un vaso con jugo o agua. Sin ningún tipo de inconveniente compartir con los amigos y comer. Se escucha aquello de “no salgo más”. ¿Por qué? “Porque estoy haciendo dieta”. Eso es una monstruosidad. Sabemos que la parte social es compartir con los amigos en un restaurante, en una parrilla, alrededor de una mesa bien servida. Hay que aprender a comer nomás, saber qué es lo que nos hace bien y qué es lo que nos hace mal. Eso es lo que yo estoy aprendiendo, cómo comer en lugares donde uno va a compartir con sus amigos. Saber qué comer.

Igualmente esas salidas tienen muchas tentaciones de comer más de lo debido, ¿y qué pasa con las bebidas que por ahí querés compartir con los amigos?

– Tenés que condicionarte y educarte mentalmente también. Tengo alguien que me dirige, la licenciada Sonia Mereles, quien es la dietóloga, la que me va dando las pautas de qué es lo que tengo que comer. Todo eso hace que me condicione, sabiendo qué es lo que me hace bien, más allá de las ganas de tomar una copa, dos o una botella de vino. Pero ahora ya ni siquiera tengo la tentación de “voy a tomar este vino, voy a comer esto”. No está en mí eso, porque me siento muy bien como estoy. Valga como ejemplo también para esa gente que está indecisa. La cuestión es decidirse y decir “voy a cuidar mi salud, voy a cuidar mi estética”.

Dijiste que tenías problemas en el ciático, que eso empeoraba con tu sobrepeso, ¿vivías con dolores, eso iba a ir empeorando?

– Ya tenía dificultades para caminar, tenía problemas en la rodilla. Más de 120 kilos tenía, era un pequeño obeso. Tenía dificultades también para subir escaleras, ejercitarme. Ya tenía problemas para subir escaleras para llegar a los sectores para relatar los partidos. Por la ropa, por la economía, por la salud, por todo eso estoy muy contento de haber tomado esta decisión de cambiar, de educarme.

¿Te farrean los perros, te dicen algo porque te vas a ver más pituco?

– Los muchachos, antes que farrearte, te ponderan, te respaldan, porque te quieren ver bien. Están también esos que te dicen, “¡Qué gordo estás, cuidate na!”, y los que te dicen: “¿Por qué estás tan flaco? Vos no eras así, ¿estás piko enfermo o qué?”.

¿Vas a ir al gimnasio también, soñás con volver a tener el físico de tus años de modelo?

– Fui uno de los primeros pesocas de este país, cuando no existían todavía todas las pastillas para el crecimiento muscular. Gracias a este nuevo peso que estoy teniendo voy a volver al gimnasio. Uno no pierde kilos en el gimnasio, ahí se endurecen los músculos. Los kilos se pierden con la dieta. Me hago también buen masaje con la querida Perla, eso también me está ayudando. Es todo un complemento, lo que es la gimnasia, física y estética. Como ya te decía, te sentís mejor también en lo emocional. Había perdido hasta el humor por falta de motivación, la camisa que no se me prendía, tenía que comprarme cada vez más pantalón más grande. Hasta sentís dificultades para dormir. Uno dice, “no me va a pasar a mí”. Enseguida te das cuenta de que tenés que tomar medidas. Yo llegué a un estado límite en el que ni siquiera yo me estaba aguantando.

SIN NOVIA

¿Tenés novia, estás todavía para relaciones serias a esta altura de tu vida?

– Relaciones serias ya tuve en su momento… Siempre voy a recordar a Ángeles como una compañera espectacular. Mis mejores recuerdos para ella. Estuvimos muchos años juntos. Forma parte muy especial de mi corazón.

MODELO

¿Extrañás aquellos años en que fuiste modelo?

– Esa es una etapa superada, aquellas épocas inolvidables en las que el varón era cuestionado. Te gritaban de todo cuando salías a las pasarelas, con las queridas modelos y amigas que hoy son respetables señoras de la sociedad.

¿Qué tipo de modelaje hacías?

– Hacía desfiles para boutiques, hice de modelo para una marca de whisky, era un buen mozo y bien parecido, utilizando un término del viejazo jajaja…

PELADO

Julio dice que siempre estuvo a la moda, porque en los 70 la onda era la cabellera y ahora, la pelada.

“En el 94, 95, ya tenía 2 entradas en la frente y una cancha de golf bastante grande en el medio. Me decían ‘tu cabeza es bien redondita y te va a quedar bien ser pelado’. Me acostumbré enseguida. Jugando un poco con el apellido, también le di un sentido marketinero a mi pelada. Todo eso forma parte de este estado de ánimo que tengo”, dijo. Aclaró que nunca pensó en implantarse ningún cabello como sí lo hicieron algunos de sus colegas periodistas. “No estoy en esa tónica de injertarme el pelo. Si soy pelado, voy a ser pelado, ¿cuál es el problema? El paraguayo tiene que saber reírse de sí mismo. Tenemos que aprender a no ser pichados y vamos a ser más felices todos”, le bajó.

PERIODISTA Y MÚSICO

Julio se define periodista deportivo por profesión y por vocación y músico de corazón. “Empecé a tocar piano a los 6 años. Mis padres me llevaron a un instituto. Después me incliné hacia la batería. Fui conociendo a grandes músicos de la época, como Los Jockers, Los Teenagers… Con todos ellos fui haciéndome músico, sin profesor”, contó. Con el tiempo, Julio integró Los Rockers, tocó de manera profesional. “Tocábamos porque nos gustaba. En algún momento me va a picar el bichito y voy a retomar mi carrera de batero”, dijo. De hecho, nunca soltó la música. Para matar ese vicio conduce “El reloj que no tuvo tiempo”, desde hace más de 20 años. “Hacemos con amigos. Ahora está conmigo el ‘Toro’ Sentado (José Ruffinelli), que más que amigo es un hermano”, contó.

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