ISRAEL. En Semana Santa, los ojos del mundo cristiano miran hacia la ciudad de Jerusalén, que se convierte en la capital de la fe y la devoción en estos días de gran importancia para el mundo creyente.
“La Semana Santa comienza con un momento muy importante, el Domingo de Ramos”, dice el franciscano Artemio Vítores quien, a sus 70 años, cumple ya 48 en Tierra Santa y es responsable de dar la bienvenida a peregrinos desde hace décadas.
“Es muy importante porque marca de un modo solemne el inicio de la Semana Santa”, continúa Artemio, quien añade que en esta procesión muy popular el patriarca latino de Jerusalén y peregrinos de aquí y de allá suben para después descender el Monte de los Olivos, el Valle del Cedrón, y atraviesan la centenaria muralla de la ciudadela.
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